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La canciller alemana, Angela Merkel, calmó ayer las críticas internas a su gestión por la crisis de los refugiados con leves concesiones al ala más conservadora de su Unión Cristianodemócrata (CDU), al abogar por una reducción sensible del flujo migratorio, aunque sin imponer límites en cifras al asilo.
“Ni siquiera un país fuerte como Alemania puede seguir acogiendo contingentes de refugiados como los actuales, ya que ello sobrepasa las posibilidades de ese Estado y su sociedad”, afirmó Merkel ante el congreso federal de la CDU, en la ciudad de Karlsruhe (suroeste del país).
Es preciso articular medidas “a escala nacional, europea e internacional” hasta lograr una “reducción sensible” de las cifras de quienes llegan al país, prosiguió ante los mil delegados de su partido.
En ese cometido se centran los esfuerzos del Estado alemán, así como del conjunto de la Unión Europea (UE) y de Turquía, donde Merkel espera que sean atendidos los millones de refugiados que tratan de llegar a Europa.
Durante su discurso de una hora, Merkel recordó también la importancia de dejar claro a los refugiados que si no cumplen con los requisitos para solicitar el asilo, serán devueltos a sus países, y sobre la necesidad de fortalecer la lucha contra el tráfico de personas y las fronteras exteriores.
La canciller acudió con este mensaje a un Congreso que se había pronosticado como crítico para ella, por las presiones ejercidas desde distintos flancos del partido para imponer límites cuantificables a la acogida de refugiados, visto que este año Alemania ha recibido un millón de solicitantes de asilo.
Merkel no tiene duda de que se conseguirá gestionar la ola migratoria, pero reconoció que le sorprendió la discusión en torno a cómo puede decir que se va a conseguir. “Puedo decirlo porque pertenece a la identidad de nuestro país conseguir hacer frente a grandes desafíos”, afirmó. Sin embargo, reconoció que no será fácil y que el continente europeo se enfrenta a una “enorme tarea”.
