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Bruselas
La crisis de seguridad desencadenada por los atentados de París está poniendo en riesgo el sacrificio realizado durante cinco años por los socios de la Unión Europea (UE) para poner en orden sus finanzas públicas.
Al menos cuatro socios comunitarios han decidido dar marcha atrás a sus recortes previstos en seguridad y elevar el gasto en defensa para los próximos años, pese a que enfrentan dificultades para cumplir con el Pacto de Estabilidad de la UE, que fija un tope del déficit presupuestario en 3% del Producto Interno Bruto (PIB).
“El pacto de seguridad va por delante del de estabilidad”, sostuvo el presidente francés, François Hollande, luego de los ataques yihadistas coordinados del 13 de noviembre.
Como consecuencia del asesinato de 130 personas a manos del Estado Islámico (EI), Francia ha decidido rearmar al Estado para combatir el terrorismo. El Palacio del Elíseo no procederá con los recortes previstos en materia de defensa, un sector que recibe 1.9% del PIB, con lo cual preservará los 34 mil puestos de trabajo que tenía previsto eliminar en las fuerzas armadas en el horizonte del 2019.
Las fuerzas del orden, por su parte, recibirán refuerzos. En dos años, se sumarán 5 mil policías y gendarmes, 2 mil 500 funcionarios de justicia y mil agentes de aduanas.
Para cumplir con los objetivos, el Senado aprobó el martes 24 de noviembre sumar al presupuesto gubernamental del año entrante 600 millones de euros. Para este año, se prevé que el déficit público francés cierre en 3.8% y para el entrante, la previsión antes de los ataques de París era de 3.3% del PIB.
El primer ministro belga, Charles Michel, también anunció que abrirá la cartera para responder a la yihad, que ha hecho de Bélgica una de sus guaridas predilectas en Europa.
Para cumplir con un ambicioso plan de seguridad, Michel espera tener 400 millones de euros adicionales en 2016, lo cual tendrá un impacto en el déficit público previsto para ese año en 2.6% del PIB.
Igualmente las alarmas se han disparado en Holanda, donde el premier holandés Mark Rutte ha pedido 250 millones de euros adicionales, entre otros objetivos, para enfrentar la amenaza que supone el eventual retorno de los 180 holandeses que se sumaron a la yihad en Irak y Siria. “El EI (Estado Islámico) es nuestro enemigo, estamos en guerra”, sostiene.
El premier británico, David Cameron, anunció en su encuentro del lunes pasado con Hollande un aumento de 16 mil 800 millones de euros en el gasto de defensa. Parte del monto estará dirigido a crear dos brigadas de despliegue rápido, con 5 mil hombres cada una, para responder ante ataques terroristas. Reino Unido, que no forma parte del euro, prevé que el déficit público cierre en 4.1% del PIB para este 2015.
De acuerdo con un estudio del Massachusetts Institute of Technology basado en el análisis de 177 países entre 1968 y 2000, el impacto económico por incidentes terroristas suele ser pasajero y reflejarse esencialmente en el golpe al turismo tras un ataque. El verdadero costo para el Estado está en el gasto que posteriormente realiza en defensa para responder a la amenaza. El economista estadounidense Robert Barro estimó en 2011 que por cada euro gastado en el rubro militar se tienen de 0.4 a 0.7 euros extras en actividad económica. Debido al bajo efecto multiplicador, en la actualidad, sólo Reino Unido, Polonia, Grecia y Estonia cumplen, como miembros de la OTAN, la regla de invertir 2% del PIB en gasto militar.