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El Gobierno de Pekín confirmó hoy el "cruel asesinato" de Fan Jinghui, un ciudadano de nacionalidad china, por parte del grupo terrorista Estado Islámico (EI) y anunció que quienes lo cometieron tendrán que asumir las responsabilidades.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China Hong Lei así lo afirmó en un comunicado difundido poco después de la primera reacción oficial de Pekín a la noticia, en la que se declaró en estado de "shock" y señaló que aún estaba pendiente de confirmar la información.
Hong ofreció sus condolencias a la familia de Fan, el primer chino secuestrado por el EI del que se tiene constancia, y aseguró que las autoridades chinas hicieron "todos los esfuerzos" por rescatarlo, aunque no pudieron evitar que fuera "cruelmente asesinado".
"Sin consideración por la conciencia humana ni una base moral, la organización terrorista llevó a cabo esta acción violenta y a sangre fría. El Gobierno chino condena fuertemente esta acción inhumana y sin duda hará que quienes la perpetraron asuman sus responsabilidades", manifestó el portavoz de Exteriores.
Hong reiteró que Pekín está dispuesto a cooperar con la comunidad internacional en la lucha antiterrorista para salvaguardar "la paz y la tranquilidad mundial".
"El terrorismo es el enemigo común que afronta toda la humanidad. El Gobierno chino se opone a todas las formas de terrorismo y tratará de acabar firmemente con cualquier delito violento y terrorista que desafíe las bases de la civilización humana", dijo el portavoz.
El EI anunció este miércoles el asesinato de Fan y de otro rehén, el noruego Ole Johan Grimsgaard-Ofstad, nacido en 1967, en su revista digital Dabiq.
El grupo terrorista mostró en esa publicación las fotografías de los supuestos cadáveres de ambos y añadió que les quitó la vida "tras haber sido abandonados por las naciones y organizaciones apóstatas".
El Gobierno noruego calificó el asesinato de Grimsgaard-Ofstad como un acto "bárbaro" y "aborrecible".