Más Información
Embajada de EU en México continúa capacitaciones a INM en migración; estamos orgullosos de apoyar, dice
De la Fuente alerta por tráfico ilícito de bienes culturales; Gobierno recupera 220 piezas arqueológicas
Reforma “ternurita”: Imjuve lanza campaña para promover elección judicial; “ellos nos salvarán del neoliberalismo”
Bruselas.— Francia y Alemania revivieron ayer el antiguo eje francoalemán en un momento en el que la crisis de los refugiados obliga a la Unión Europea a definirse entre una mayor integración o el regreso de los nacionalismos.
El retorno de París al epicentro de la toma de decisiones, ocupado en solitario por Berlín desde hace unos años, quedó sellado en un debate protagonizado por el presidente francés, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, ante el Parlamento Europeo, el primero celebrado conjuntamente en Estrasburgo desde el final de la división del continente por la Guerra Fría.
En una histórica aparición ante la Eurocámara, los mandatarios pidieron unidad para mantener el rumbo de la integración europea y conservar logros colectivos, como la divisa única europea, la libre circulación de personas y la carta de derechos fundamentales. Advirtieron que de no actuar conjuntamente ante “el egoísmo nacional”, el futuro de Europa será la desintegración y la irrelevancia internacional.
“El soberanismo es el declive. Es peligroso no construir nada juntos, en aras de un repliegue nacional sin futuro. Si no vamos más allá ante los desafíos que enfrentamos, no sólo nos frenaremos, retrocederemos y será el final del proyecto europeo”, aseguró Hollande. En la misma sintonía fue la intervención de Merkel, quien pidió mayor unidad para afrontar la prueba histórica que supone para Europa la masiva llegada de refugiados.
“Necesitamos perspicacia, imaginación y flexibilidad”, dijo Merkel invocando las palabras que emitió hace 25 años en la Eurocámara el entonces canciller Helmut Kohl, en compañía del presidente francés, François Miterrand.
Hollande y Merkel hablaron de la lucha contra el terrorismo, la crisis de la deuda griega y la urgencia de una mayor coordinación de las políticas económicas para reactivar el motor del crecimiento, aunque el hilo del debate fue la guerra en Siria y el flujo de los refugiados que no detiene su marcha pese a las medidas fronterizas.
Merkel reiteró que el cierre de las fronteras no es la solución a la crisis migratoria, por lo que propuso un nuevo sistema de distribución de la carga migratoria en el que cada uno de los 28 socios asuma su responsabilidad.
También se dirigió al ciudadano común pidiendo tolerancia y comprensión para la gente que deja su hogar por una situación insostenible de violencia en el país de origen.
Por su parte, el mandatario galo apeló a Rusia, Irán y los países del golfo Pérsico, para llevar a cabo la transición política en Siria. Sostuvo que el presidente sirio “Bashar Al-Assad creó el desastre” y por tanto debe ser reemplazado. Alertó que de no empujar la transición democrática en Damasco se desequilibrará toda la región profundizando la brecha entre sunitas y chiítas.
Hollande cerró el debate abogando por que aquellos socios que no estén dispuestos a reforzar el proyecto europeo salgan del euro, la zona Schengen y la UE. En las bancadas de los grupos políticos que componen el Parlamento Europeo, hubo opiniones encontradas. El presidente del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, dijo que su presencia en Estrasburgo era una renovación del compromiso germano-francés con el futuro democrático de Europa.
Mientras que Gabriele Zimmer, del grupo de la Izquierda Unitaria, aseguró que el motor franco-alemán se está quedando sin fuerzas, pues ambos líderes fracasaron en mostrar una unión más social dentro de la UE. “El proyecto diseñado para contener el poder alemán ha resultado en una Europa totalmente dominada por Alemania”, dijo el eurodiputado radical Nigel Farage, líder del Grupo Europa de la Libertad y la Democracia.