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Washington.— El Congreso de Estados Unidos proclamó ayer el inicio de la era de Paul Ryan como presidente de la Cámara de Representantes y como el segundo en la línea de sucesión en caso de la falta del presidente, detrás del vicepresidente Joe Biden.
Representante de una estirpe conservadora y republicana, que nunca ocultó su vergüenza e incomodidad con el legado de la presidencia de George W. Bush, Paul Ryan llega en medio de la peor crisis de confianza del Congreso, cuya labor es reprobada por 78.7% de los ciudadanos, contra 12.9% que tiene una buena opinión de sus legisladores.
“Seamos francos: la Cámara de Representantes no funciona. No estamos resolviendo problemas de los ciudadanos. Ni los miembros de este Congreso ni los ciudadanos están satisfechos con el actual estado de las cosas”, aseguró Ryan en un discurso inaugural que reunió a demócratas y republicanos.
A sus 45 años, Ryan llega con la promesa de romper con la parálisis y con el pesado lastre de los intereses creados. Pero, sobre todo, con el enorme desafío de acallar los ánimos de revuelta del Movimiento del Tea Party que ha causado la peor fractura en el seno del Partido Republicano, dificultando acuerdos y el avance de una agenda legislativa en beneficio de las mayorías.
De hecho, su antecesor en el cargo, John Boehner, decidió abandonar el cargo tras soportar la continua embestida de los conservadores, empeñados en imponer su propia agenda.
“No más favores para unos y más oportunidades para todos”, advirtió Ryan que será el nuevo lema de la Cámara Baja. Después de todo, él es un político conservador de los barrios suburbanos en Wisconsin que creció en un entorno familiar de constructores y de abogados y que siempre presumió sus años como empleado en una cocina de McDonald’s y de su ingreso en el mundo de la política como empleado en la oficina del senador por Wisconsin, Bob Kastern.
Grupos proinmigrantes rechazaron el nombramiento de Ryan, quien prometió no impulsar una reforma migratoria durante lo que resta del periodo presidencial de Obama.
Con información de EFE