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Ciudad del Vaticano.— El papa Francisco afirmó ayer ante obispos de todo el mundo que se reunieron en un sínodo durante tres semanas aquí, que el desafío de la Iglesia católica es “la defensa de la familia de todos los ataques ideológicos e individualistas”.

El Pontífice, quien hoy clausura formalmente con una misa el llamado Sínodo de la Familia, subrayó que el encuentro significó “haber instado a todos a comprender la importancia de la institución de la familia y del matrimonio entre un hombre y una mujer, fundado sobre la unidad y la indisolubilidad, así como apreciarla como la base fundamental de la sociedad y de la vida humana”.

En un mensaje luego de haber recibido el documento final elaborado por los obispos participantes en el encuentro que inició el pasado 4 de octubre, Francisco destacó que concluir este sínodo “seguramente no significa que se hayan encontrado soluciones exhaustivas a todas las dificultades y dudas que desafían y amenazan a la familia, sino que se han puesto dichas dificultades y dudas a la luz de la fe, se han examinado atentamente, se han afrontado sin miedo y sin esconder la cabeza bajo la tierra”.

El sínodo de los obispos aprobó por la mayoría de dos tercios requeridos un documento en el que la Iglesia muestra mayor tolerancia ante divorciados que se han vuelto a casar por fuera de la Iglesia, pero rechazaron los pedidos de tener un lenguaje más acogedor hacia los homosexuales.

El resultado de la reunión en el Vaticano, presidida por el papa Francisco, significó una victoria para los conservadores en lo tocante a la homosexualidad y un triunfo para los progresistas en el espinoso asunto de los que se casan de nuevo.

Obispos que participaron en el sínodo dijeron en conferencia de prensa que el tema de la homosexualidad se tocó considerando a una persona con esa tendencia como parte de una familia, pero sin modificar el principio de la Iglesia de que un matrimonio está conformado por la unión de un hombre y una mujer.

El arzobispo de Viena, Christoph Schönborn, dijo que en el documento final del sínodo “no van a encontrar mucho sobre la homosexualidad y esto quizá va a decepcionar a algunos”.

Informó que “el tema sí se ha tocado bajo el concepto de la familia. La experiencia de un hermano, hermana o tío, de una persona querida de la familia, de un pariente que es homosexual, y hablamos de cómo encarar esta situación como cristianos”.

Explicó que el tema de la homosexualidad es delicado y el hecho de que no se haya profundizado en éste no significa que no sea importante para la Iglesia, pero a nivel sinodal quedó claro que se debe respetar la diversidad política y cultural.

En la conferencia de prensa, Raymundo Damasceno, presidente de la Conferencia Episcopal de Brasil y arzobispo de Aparecida, dijo que en el sínodo se propuso que ante la situación que se vive en cada país, las familias pueden crear asociaciones promoviendo y defendiendo políticas públicas ante sus Estados. “La familia no puede quedarse cerrada y debe abrirse a la sociedad”, destacó Damasceno.

Schönborn reiteró, sobre el tema de los divorciados vueltos a casar, que “la palabra clave es discernimiento”, en el marco de lo cual “no hay blanco y negro”, porque las situaciones son distintas, de ahí la importancia de que los ministros religiosos aborden caso por caso, de acuerdo a lo que establece el catecismo.

En el documento final que servirá al Papa para escribir la Exhortación post sinodal sobre la Vocación y Misión de la Familia en la Iglesia y el mundo contemporáneo, se señala en el punto 84, uno de los de mayor polémica, de un total de 94, que “los bautizados que están divorciados y vueltos a casar civil mente deben ser más integrados en la comunidad cristiana en los diversos modos posibles, evitando en cualquier ocasión el escándalo”.

Al encuentro sinodal asistieron los tres cardenales mexicanos: Francisco Robles Ortega, Norberto Rivera Carrera y Alberto Suárez Inda.

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