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Con la advertencia de que la contienda por la nominación presidencial del Partido Republicano se ha vuelto demasiado sucia, el precandidato Scott Walker suspendió el lunes su campaña y pidió a algunos adversarios que hagan lo mismo, citando una urgente necesidad de "despejar el campo" para ayudar a derrotar a quien va a la cabeza en las encuestas: Donald Trump.
"Hoy, yo creo que estoy siendo llamado a tomar la vanguardia para ayudar a despejar el campo en esta competencia de manera que pueda tomar la delantera un mensaje conservador positivo. Con eso en mente, suspenderé mi campaña inmediatamente", dijo Walker en una conferencia de prensa en Madison.
"Exhorto a otros precandidatos presidenciales republicanos a considerar hacer lo mismo para que los votantes se puedan enfocar en un número limitado de contendientes que puedan ofrecer una alternativa conservadora positiva a la del puntero actual", agregó Walker. "Esto es fundamentalmente importante para el futuro del partido y más importante para el futuro de nuestro país".
El anuncio marcó una caída dramática para Walker, quien pasaba apuros para recaudar fondos y generar entusiasmo después de estar entre los punteros de la contienda al inicio del año. Él regresará a su cargo de gobernador de Wisconsin, cuyo período termina al final de 2018.
Walker, uno de los últimos precandidatos que ingresó a la contienda republicana, se unió al ex gobernador de Texas Rick Perry como uno de los primeros en retirarse de la competencia hacia la elección presidencial de 2016, tras no haber sido capaz de ajustarse a la popularidad de Trump o de sobresalir en los dos primeros debates de precandidatos del Partido Republicano. Ambos competidores por la nominación advirtieron al retirarse de la contienda sobre la influencia del empresario multimillonario en el partido, aunque ninguno lo llamó por su nombre.
"Tristemente, el debate que está ocurriendo hoy en el Partido Republicano no está enfocado en un punto de vista optimista sobre Estados Unidos. Por el contrario, ha derivado en ataques personales", dijo Walker. "Al final, creo que los votantes quieren decidir por algo, y no contra alguien. En lugar de hablar sobre qué tan mal están las cosas, queremos escuchar sobre cómo las podemos mejorar para todos", agregó.
Walker, de 47 años, trató de cortejar a los conservadores religiosos, a los conservadores del movimiento Tea Party y a la base republicana más tradicionalista. Se describió como un conservador combativo al que no se podía intimidar y que había tenido varias victorias en un estado que no ha votado por un republicano para presidente desde 1984.
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