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julian.sanchez@eluniversal.com.mx
La Habana.—La mexicana sor Gloria Flores Gómez recuerda que cuando tenía 12 años de edad en 1960, había decidido dedicarse a la vida religiosa para estar cerca de Dios, ayudar a los pobres y, tal vez algún día, ver al Pontífice Juan XXII. A sus 67 años de vida estará por primera vez cerca del papa Francisco en la visita pastoral que inició el jerarca católico ayer a este país.
El viernes, sor Gloria se trasladó desde Puerto Rico —donde radica— a La Habana junto con otras compañeras de la congregación Hermanitas de los Ancianos Desamparados; el encuentro del Pontífice con los cubanos, considera, es una oportunidad para acrecentar la fe en este país, así como en América Latina.
Sor Gloria nació en la ciudad de Toluca, pero después se trasladó junto con sus padres y nueve hermanos a Torreón, Coahuila. Estando allí, dijo a sus padres que le gustaría dedicarse a la vida religiosa e ingresar al convento. “Mis padres no querían, decían que era muy niña y que debía primero saber que era lo que hacía”. Sus padres pensaron que se le pasaría pronto la inquietud, pero sor Gloria dice, con orgullo, que ya cumplió sus bodas de oro de consagración.
Dedicada al cuidado de adultos mayores en países como México, Puerto Rico, Cuba y Santo Domingo, recordó que de niña decía a sus padres que no le gustaban los ancianos. Curiosamente, ha dedicado la mayor parte de su vida a ellos.
“Donde vivía está la iglesia de Guadalupe en Torreón y le pedía a mi madre que me llevara a cualquier otra menos a la de Guadalupe. Le decía: llévame a cualquier otra menos a la de Guadalupe, porque los viejitos no me gustan porque huelen feo. Y ahora puros ancianos”, dice risueña sor Gloria, quien lamenta que ahora en ese estado y en otros del norte de México se vivan actos de violencia y exista el narcotráfico.
“Hacen falta vocaciones, personas que quieran comprometerse con el Señor, que quieran seguirlo de verdad. Hacen falta jóvenes y yo sé que en México puede haber quien quiera comprometerse, porque somos muy poquitas. Las jóvenes le tienen miedo a Cristo. Yo les digo que no le tengan miedo a Cristo, que él es el único que puede salvar”, señaló.