Cientos de migrantes indignados se manifestaron el martes en el exterior de la estación de tren de Budapest pidiendo que se les permita viajar a Alemania, en un momento en el que las leyes de asilo de la Unión Europa están al borde del colapso por las tensiones provocadas por una oleada migratoria sin precedentes.

Alrededor de mil personas agitando sus billetes, aplaudiendo, abucheando y silbando, gritaban "¡Alemania, Alemania!" en el exterior de la estación. Después se sentaron, mirando fijamente al bloqueo policial levantado en la entrada.

Las autoridades húngaras cerraron la estación ferroviaria y después la reabrieron, pero prohibieron la entrada a los migrantes. Unos 100 policías con cascos y porras vigilaban la estación. Docenas de migrantes que estaban en su interior fueron obligados a salir.

La decisión de prohibir que los migrantes subieran a trenes con rumbo al oeste fue un cambio de rumbo con respecto al día anterior, cuando Hungría y Austria permitieron que trenes repletos de migrantes indocumentados partieran hacia Alemania, una violación de las normas de la UE que ahora tienen poco poder para aplicar.

La llegada de cientos de miles de migrantes ha desconcertado a Europa, que ha eliminado los controles fronterizos para viajar entre 26 países de su área Schengen pero requiere a los solicitantes de asilo que permanezcan en el país al que llegaron hasta que se procese su aplicación.

La gran mayoría de los refugiados que huyen de la violencia y otros migrantes que escapan de la pobreza llegaron a Europa primero por las costas del sur y del este pero están determinados a continuar y buscar asilo en países más ricos y más generosos del norte y el oeste.

Hungría está en una importante ruta de tránsito terrestre desde Oriente Medio y África a través de Grecia y los Balcanes hacia Alemania. Más de 140.000 personas han cruzado hacia Hungría desde Serbia solamente este año.

Los líderes europeos quieren que la UE haga más por organizar el flujo sin precedentes, ayude a separar a los solicitantes de asilo de aquellos que pueden ser enviados a casa con seguridad y comparta la carga de aceptarlos en todo el bloque de 28 naciones.

La canciller alemana, Angela Merkel, dijo que los refugiados con solicitudes de asilo válidas deberían ser distribuidos entre los países de la UE según su capacidad para acogerlos.

"Para aquellos refugiados que están siendo perseguidos o han huido de la guerra, debería haber una distribución justa en Europa basada en la fortaleza económica, la productividad y el tamaño de cada país" , dijo en una conferencia de prensa conjunta en Berlín con el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy.

Por ahora, sin embargo, no hay un mecanismo para distribuir a los refugiados o para aplicar el denominado "reglamento de Dublín" , que requiere que los solicitantes de asilo apliquen en el país europeo al que llegan en primer lugar.

Berlín dijo que este reglamento aún tiene que ser puesto en marcha. "El que llegue a Hungría debe registrarse allí y pasar allí el procedimiento de asilo" , dijo un portavoz del Ministerio del Interior alemán.

La crisis ha polarizado Europa, que por un lado está comprometida con el principio de ofrecer refugio a quienes estén en peligro, pero por otro lado tiene un sector creciente de la opinión pública que cree que demasiada migración lleva a la baja de los salarios y a diluir las culturas nacionales.

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