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El extranjero detenido en relación con el atentado que mató 20 personas en Bangkok hace casi dos semanas ha negado cualquier relación con el ataque perpetrado en un templo hindú, informaron hoy fuentes policiales.
El jefe adjunto de la policía, Chakrathip Chaichinda, señaló que el sospechoso, del que aún se desconoce la nacionalidad, se ha negado a confesar su participación en el ataque en el que resultaron heridas más de 120 personas, según el canal tailandés TNN.
Las autoridades barajan que el detenido pertenezca a una banda de falsificación de pasaportes compuesta por extranjeros y tailandeses que pudo atentar en venganza a una redada policial contra su organización.
Según los investigadores, el sospechoso no fue el autor del atentado, pero sí creen que participó en su preparación.
Las autoridades han admitido que están teniendo problemas de comunicación con el detenido, que al parecer puede hablar algo de inglés, y están cooperando con varias embajadas para precisar su nacionalidad.
Al principio, se dijo que portaba un pasaporte turco, pero luego se descubrió que era falso y la Embajada de Turquía en Bangkok aseveró que no es uno de sus nacionales.
El extranjero fue detenido el sábado en un apartamento en un distrito en el noreste de Bangkok en el que los agentes y soldados encontraron material para fabricar bombas.
Hallaron algunos componentes similares a los utilizados en el explosivo detonado el pasado 17 de agosto en el templo o altar de Erawan, situado en una concurrida intersección de la capital junto a hoteles y centros comerciales de lujo.
Entre las víctimas mortales había seis tailandeses, cinco malasios, cinco chinos, dos honkonguenses, un indonesio y un singapurés.
Desde que ocurrió la tragedia, las autoridades han tratado de desvincular el ataque del terrorismo internacional para no dañar el turismo, que aporta cerca del 7 por ciento del producto interior bruto del país.
Algunos analistas apuntan a motivaciones políticas, a la insurgencia musulmana del sur del país o incluso a los Lobos Grises, un grupo radical turco que habría atentado para vengarse de Tailandia por deportar a un centenar de miembros de la minoría túrquica uighur a China.
Un gran número de los fallecidos y heridos fueron extranjeros que se había acercado a Erawan, que alberga una popular imagen del dios hindú Brahma.
Este ídolo es muy venerado por los tailandeses, que en su mayoría profesan una fe que mezcla creencias budistas, hindúes y animistas, así como otros creyentes asiáticos de países como China, Singapur o Taiwán.
La llegada de turistas cayó un 7 por ciento en la semana siguiente al ataque y las autoridades creen que el sector perderá este año un millón de visitantes y unos ingresos de 70 mil millones de bat (mil 900 millones de dólares).
jlc