Buenos Aires.— Daniel Scioli, gobernador de la Provincia de Buenos Aires, del gobernante Frente para la Victoria, resultó ser ayer el candidato más votado en las elecciones primarias simultáneas en Argentina, con lo que se erige en el principal aspirante a suceder a su jefa política, Cristina Kirchner.
Con 12.82% de las mesas de votación escrutadas, Scioli obtenía 36.25% de los sufragios, contra 30.67% del jefe de Gobierno de Buenos Aires, Mauricio Macri, candidato por el centroderechista Propuesta Republicana (PRO), quien sumó los votos de sus aliados, el radical Ernesto Sanz y la independiente, Elisa Carrió.
“Hemos logrado el apoyo de gran parte del electorado y se ha ratificado el apoyo al proyecto que encabeza la presidenta Cristina Kirchner”, explicó Gustavo Marangoni, el principal asesor de Scioli, en el estadio Luna Park, colmado y de fiesta, donde el kirchnerismo montó su bunker.
El tercer lugar fue para el peronista disidente Sergio Massa, ex jefe de Gabinete de Cristina Kirchner, con 22.92%, quien sumó los votos de su aliado José Manuel de la Sota, actual gobernador de Córdoba. Ellos tres, junto a la progresista Margarita Stolbizer, eran los cuatro candidatos a la presidencia que lograron “la clasificación” para las elecciones del 25 de octubre.
“Scioli no logró superar el piso de 40% que le hubiese permitido una situación más cómoda para conquistar el triunfo en primera vuelta. Ahora nada está dicho y el panorama de una segunda vuelta es más probable que antes de las primarias”, explicó el analista Sergio Berensztein, de la consultora Poliarquía.
En las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias se definieron los candidatos a presidente y vicepresidente, 24 senadores nacionales, 130 diputados nacionales y 43 legisladores del Parlamento del Mercosur que competirán en octubre. Después de una jornada electoral, por demás accidentada por culpa de las lluvias, las inundaciones que obligaron a reprogramar mesas y las consecuentes demoras en miles de mesas electorales. Sin olvidar las denuncias por el robo de urnas y boletas en el conurbano bonaerense y las protestas en las redes sociales por el retraso en la difusión de los primeros resultados oficiales.
Todos coincidían anoche en que el panorama en la estratégica Provincia de Buenos Aires y en su populoso conurbano estará la definición del proceso electoral. Todo parecía indicar que Aníbal Fernández, actual jefe de Gabinete y acusado en días pasados de encabezar una banda que trafica efedrina a México y de ser el autor intelectual de tres asesinatos, aparecía en el primer lugar, seguido por el peronista disidente y ex gobernador, Felipe Sola y la candidata del PRO, María Eugenia Vidal.
“La candidatura de Fernández puede ser un salvavidas de plomo para Scioli, porque el tema de la droga estará en toda la campaña y Fernández es un candidato con fuerte rechazo fuera del peronismo”, explicaba el analista Rosendo Fraga. Para los candidatos de la oposición, como Carrió “las primarias ya pasaron y ahora viene la hora de la verdad. Hemos obtenido un buen resultado de cara a las presidenciales y vamos a definirlo en una segunda vuelta”.
Las primarias son consideradas un test de las elecciones generales de octubre que definirán a un nuevo mandatario tras más de 12 años de gestión de la centroizquierda peronista, en los que ha habido mejoras en los indicadores socioeconómicos, pero también abundantes críticas por parte de sus detractores. “Siento que llego a este día muy especial después de años de lucha, esfuerzo, trabajo, experiencia”, dijo Scioli después de emitir su voto.
El estancamiento de la economía, la pobreza, la inseguridad y la falta de credibilidad social de las instituciones son algunos de los problemas que deberá enfrentar el próximo gobierno.
Quien asuma la presidencia tendrá la tarea de atraer inversiones para impulsar la actividad, balancear el presupuesto público, bajar una elevada inflación —que superaría 20% este año— y aliviar las restricciones a la compra de divisas. Además deberá negociar un acuerdo con acreedores de deuda impaga con los que el país mantiene una disputa judicial en Estados Unidos que limita el acceso de Argentina a los mercados de crédito.
Con información de agencias