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La Comisión del Agua del Estado de México (CAEM) es corresponsable de las deudas y el estado crítico de algunos organismos operadores de agua de la entidad, pues carece de un sistema de evaluación que señale fallas y sugiera correcciones, aseguró el diputado local Raymundo Garza Vilchis, secretario de la Comisión de Asuntos Hídricos del Congreso mexiquense.
Añadió que algunos directores de organismos operadores de agua no cumplen con el perfil exigido para desempeñar los cargos, sobre todo experiencia mínima de tres años, y a pesar de ello son sostenidos por los presidentes municipales y la CAEM tampoco realiza observaciones al respecto, a pesar de que infringen la ley.
El pasado 1 de febrero José Manuel Camacho Salmón, vocal ejecutivo de la CAEM, informó que 58 municipios a los que presta servicio adeudan 4 mil 626 millones de pesos.
Los más deudores son Ecatepec, con mil 17 millones de pesos; Atizapán de Zaragoza, 770.11 millones; Huixquilucan, 575.62 millones; Tultitlán, 416.84 millones, y Cuautitlán Izcalli, con 284.51 millones.
“La ley exige tres años mínimo de experiencia en cargos directivos previos en la administración del agua. Algunos directores no lo cumplen y no pasa nada, y está en la ley. Ahí está en falta el director, porque ocupar un cargo para el que no se está preparado también es corrupción y además están cobrando por un trabajo ineficiente, de alguna manera es un mal uso de los recursos, creo que eso está mal y se debe de observar. Entonces hay directores que no cumplen con los requisitos”, insistió Garza.
Añadió: “Y hay quienes lo cumplen y no le están echando ganas. Sí es necesario un sistema de evaluación urgente y pues ese no les va a tocar a los municipios, sino al Estado”.
El diputado local panista, quien fue director de los organismos operadores de agua de Naucalpan y Atizapán, mencionó que tales adeudos son producto de la ineficiencia.
Garza Vilchis insistió que hay casos exitosos del manejo de organismos operadores de agua en el estado, pero no existe continuidad.
“Algo está fallando. Alguien está trabajando el día a día, reparando lo que sale, pero no planeando a futuro. Y eso pasa cuando quien está con la pluma en la mano en un escritorio y toma decisiones, no sabe hacia dónde van”, señaló.