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Desde hace 141 años habitantes deTultepec salen a las calles la noche del 31 de octubre y con faroles de papel de china alumbran el camino de sus niños difuntos, a los que ayudan a regresar a sus hogares durante unas horas, lo que se ha convertido en una tradición en la que participan cientos de personas.
“El objetivo es guiar con una candela encendida (farol) las almas de los niños que han muerto y que no recuerdan el camino a casa de sus familiares, quienes de acuerdo con la creencia los vienen a visitar el 31 de octubre de cada año a partir de las 12:00 horas, retirándose a la misma hora del 1 de noviembre”, relató Juana Antonieta Zúñiga Urbán, cronista municipal.
Afirmó que la tradición inició en 1875 por doña Juanita Solano, quien era catequista e invitó a los niños del pueblo a realizar una procesión el último día de octubre, acompañados de sus familiares.
Desde entonces pobladores de Tultepec salen a las calles a las 18:00 horas del 31 de octubre y llevan faroles de papel de china alumbrados con una vela, quienes recorren las calles de la cabecera municipal y regresan al centro de la localidad, con música.
Zúñiga Urbán mencionó que anteriormente salían del panteón del barrio San Martín, aunque ahora lo hacen del centro municipal, donde vivían los iniciadores de la tradición.
Añadió que en 1955 falleció don Mardonio, otro de los iniciadores, y dejó la encomienda de continuar con el Paseo de Los Muertitos o Procesión de Los Farolitos a los hijos de doña Cristina Silva, encabezados por Víctor Manuel y Agustín Urbán Silva.
Dijo que al morir don Manuel encargó la tradición a sus hijos Martha y Fausto Urbán Velasco, quienes con otros habitantes de Tultepec continúan con esta costumbre.
“Antiguamente en el recorrido las calles se iluminaban con antorchas y se aromatizaban con sahumerio”, recordó la cronista de Tultepec.
Agregó que actualmente los faroles son elaborados con carrizo y papel de china, así como de otros materiales, con una vela al centro y con formas de cruces, ataúdes y calaveras, con los que guían a sus casas las almas de los niños difuntos.
El recorrido por las calles de Tultepec se prolonga durante una hora con 20 minutos y posteriormente hay quema de castillos y piromusicales.
La procesión también es muestra del ingenio de los habitantes de Tultepec, quienes elaboran complicados faroles, algunos de gran tamaño.