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maria.montano@eluniversal.com.mx
Toluca, Méx.— Ricardo es un padre soltero de 48 años, tiene tres hijos —una de ellas con parálisis cerebral de 11 años—, y para él, el Banco de Alimentos del Estado de México (Bamx) se convirtió en un Banco de Vida, luego de que tras un incidente que lo pudo haber puesto tras las rejas, obtuvo un empleo por parte del organismo, pero sobre sobre todo el sustento para sus pequeños.
La reciente historia de Ricardo quedó enlazada a la del Banco de Alimentos el año pasado, cuando en un acto desesperado por obtener algo de comida para sus hijos asaltó a una de las voluntarias cuando iban saliendo de la institución, para intentar arrebatarle la bolsa de víveres que acababa de obtener en el banco.
Asustadas, el resto de las mujeres lo retuvieron y entonces les contó que su esposa lo había abandonado con todo e hijos, que vivía en una choza cercana, no tenía empleo, una de sus hijas estaba enferma irremediablemente y no tenían ni tortillas duras para alimentarla.
Por ello en lugar de remitirlo a la policía, las voluntarias lo canalizaron a la dirección del banco, donde le ofrecieron un empleo a cambio de alimentos. Hoy, Ricardo forma parte del equipo de trabajadores que cada día acuden al Bamx, para recibir, seleccionar, separar y empaquetar las donaciones que proveen docenas de empresas, mercados, tiendas y procesadoras de alimentos, para distribuirlos todos los días entre unas 125 mil familias de 54 municipios de toda la entidad.