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Cuarteaduras se observan en paredes, techos y pisos del inmueble. La humedad y los sismos se encargaron de deteriorar las 12 viviendas del número 191 de la calle Chihuahua, colonia Roma Norte, delegación Cuauhtémoc.
Habitantes del lugar temen que su casa colapse por el deterioro, pero su situación económica les impide abandonar el lugar y vivir en otra parte.
La casa de Reina es una de las más afectadas. Aproximadamente 70% de la estructura presenta daños.
“La pared se ha estado abriendo y me da mucho pendiente porque en cualquier momento se puede caer junto con la lámina y el pedazo de madera que tenemos, que es lo que sostiene”, comentó sobre el sitio donde duermen su hijo y sus hermanos.
Reina Maldonado García es origen mazahua y llegó a Chihuahua 191 hace diez años. La mujer de 36 años dejó su natal Toluca y arribó a la capital con su hijo y sus cuatro hermanos. En la Roma encontraron un espacio y decidieron echar raíces, sin medir los riesgos.
Reina reconoció que vivir allí “es difícil pero no tenemos a donde ir, no tenemos dinero. Nos da miedo estar aquí, sobre todo cuando hay sismos porque las paredes se pueden caer, pues no están bien sujetas, se pueden colapsar, corremos bastante riesgo”.
Viviendas agrietadas. En el predio viven 55 adultos y niños. La mayoría de las casas tienen techos de lámina y paredes de tabique, pero diversos factores las debilitaron. Aunque son domicilios precarios, algunos cuentan con televisión por cable.
En 50% del predio hay escombros, de acuerdo con los moradores son piedras del edificio de diez niveles con 40 departamentos de lujo que colapsó en septiembre de 1985.
La mayoría de las casas tiene grietas de diversos tamaños y grosores en paredes, pisos y techos. Hay cuarteaduras que separaron las paredes del techo; otras parten en dos los muros, justo a la mitad se observa un espacio hueco de tres a cinco centímetros.
A los residentes se les hizo fácil cubrir con cemento lo que quedó del edificio colapsado en el terremoto y sobre esa base comenzaron a construir sus habitaciones. Sin embargo, hoy los cimientos originales resurgen de la tierra y abren los pisos. Hubo quien pegó losetas en el suelo averiado para contrarrestar las grietas, pero de nada sirvió.
Líderes de organizaciones civiles y residentes saben que el inmueble puede venirse abajo en cualquier momento, por lo que acudieron ante el Instituto de Vivienda (Invi) del DF para gestionar el proceso de expropiación.
“En el Invi, a raíz de los diferentes cambios de administración, hemos estado a punto de que se resuelva y por alguna situación extraordinaria siempre detienen el proceso de expropiación”, mencionó Lorena García, integrante de la Alianza Mexicana de Organizaciones Residentes (AMOR).
En entrevista con EL UNIVERSAL, indicó que el inmueble ha estado semi destruido desde hace años y sin solución en la parte de certeza jurídica para los ocupantes, quienes pueden ser víctimas de algo terrible, ya que “el riesgo de colapso es inminente”.
Hilda Casillas Castillo, integrante de la Alianza Mexicana de Organizaciones Residentes, es la representante del predio Chihuahua 191, junto con Lorena García.
En entrevista contó que desde marzo de 2004 iniciaron el proceso de expropiación ante el Invi: “Nuestro tramite ya tiene 11 años de estar dentro del Invi. Hemos tratado de cumplir con todos los requisitos que se piden, hemos pagado y cubierto todo porque lo que queremos es que el trámite se agilice y la gente tenga una mejor manera de vivir”.
La mayoría de la gente que vive en el lugar trabaja como albañil o vende dulces en los cruceros. “Es gente humilde, pero también es gente trabajadora y responsable que quiere vivir mejor”, agregó.