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Edgar Elías Azar, logró que por primera vez en la historia del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal (TSJDF) se concretara una tercera reelección al frente del organismo jurisdiccional, pues con 60 votos a favor fue elegido como presidente del Tribunal Superior de Justicia hasta 2018.
El magistrado Rafael Guerra, su único oponente, obtuvo 17 votos a favor, mientras que una papeleta fue anulada y, en otro caso, una magistrada pidió permiso para ausentarse de la votación en una elección que inició a las 10:00 horas en el edificio central del TSJDF, el cual contó con extrema vigilancia.
A pesar de algunos detractores del magistrado reelecto, durante el proceso y segundos después de que se contabilizaran los primeros 40 votos (de un total de 78) que le daban el triunfo definitivo a Elías Azar, la mayoría de invitados, jueces, magistrados y personal del TSJDF se pusieron de pie para aplaudir y ovacionarlo, acto que fue respondido por el tres veces presidente del organismo con gesto de aceptación.
Al final del evento, Edgar Elías Azar no habló ante los medios de comunicación, bajo el argumento de que ahora que fue reelecto, empezaría de inmediato con los proyectos pendientes que presentó ante los magistrados que votaron por él, de entre los que destacan: la consolidación de las reformas impulsadas en los últimos ocho años relativas a la autonomía del Poder Judicial, las materias civil-mercantil y familiar.
Asimismo, cumplir con el Compromiso Nacional de la Implementación del Sistema Acusatorio Adversarial, ejecución de sanciones, justicia para adolescentes y medios alternativos de solución de controversias, cumplir con las obligaciones en materia de derechos humanos, la accesibilidad y el debido proceso para las mujeres y para otros sectores desfavorecidos de la sociedad, contar con una administración efectiva y dirigida al cumplimiento del gobierno abierto transparente, cero tolerante a la corrupción y destacado por la eficiente rendición de cuentas.
También propugnar por la Escuela Judicial del Poder Judicial del DF, que sirva de claustro docente y base de la transformación de la carrera judicial, así como por la infraestructura moderna destacada por espacios adecuados a la oralidad y al mantenimiento de la concentración de la Ciudad Judicial y la aplicación del uso de tecnologías para hacer más eficiente la labor jurisdiccional y de acceso a los justiciables.
El único rival en esta contienda, el también magistrado Rafael Guerra, se limitó a comentar que “fue una contienda limpia, transparente, lo importante es que los magistrados eligieron”, para después retirarse del lugar.