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diana.fuentes@eluniversal.com.mx
”Querido Santi, ya son tres años que te mandamos globos y no te olvidamos, para nosotros aún es muy duro”. Éste fue tan sólo un mensaje de los más de 500 que ayer fueron enviados al cielo a través de globos de colores en homenaje a bebés que perdieron la vida en la gestación o la niñez temprana.
El propósito es hacer conciencia y poner freno a la violencia obstétrica que por desconocimiento provoca que de cada cuatro embarazos uno se pierda de manera involuntaria, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Se trata de un evento que se realiza a nivel internacional y que este año se llevó a cabo en el Parque Las Arboledas, en la delegación Benito Juárez. Ahí se hizo presente que la pérdida de un embrión cuenta y que para poder dejarlo ir en paz debe entenderse que formó parte de una familia.
“Es la necesidad de decir sí existió, de reconocer que me está doliendo, que me está matando y de acabar con esas frases que pocos entienden de no era nada, aún no estaba formado, ya vendrán más bebés”, expresó Luisa Martínez, madre de un recién nacido que falleció al dar a luz.
El lema de este año fue “El amor no comienza al nacer ni se acaba con la muerte” y quienes han perdido a su ser querido ayer consideraron que la suelta de globos de colores, en su mayoría rosas y azules, es para romper el silencio, ese que no minimiza el dolor de los padres, pues el amor no se mide en tiempo sino en intensidad y deseo.
Centenares de padres, hermanos, abuelos y tíos recordaron a sus bebes queridos. Hubo quien lanzó hasta tres globos al cielo, el mismo número que perdió al embarazarse y que este domingo les recordó “a sus angelitos” que siempre serán parte importante en su vida.
Erika Ortiz, coordinadora de “Era en Abril en México, Distrito Federal”, detalló que es la primera organización sin fines de lucro en Latinoamérica que ofrece apoyo a padres de bebés fallecidos en el embarazo, en el parto o después de nacer.
“Lamentablemente en nuestro país no hay un protocolo de manejo sobre esta situación, a diferencia de países de tercer mundo. Hemos tenido experiencias del trato terrible que reciben algunas madres durante y al término de su embarazo”, detalló Ortiz.
Puso como ejemplo que debido a esta falta de protocolo, en algunos hospitales cuando una mujer llega con un bebé muerto en el vientre no se sabe cómo actuar, incluso hay ocasiones en que a la madre con el dolor que trae encima la ponen junto a otra que está amamantando: “Esto es terrible, no ayuda en nada, por eso tratamos de ofrecer asesoramiento y capacitación a profesionales sanitarios”.
Además dijo que algunos hospitales ni siquiera dejan conocer a los bebés que fallecieron y en diversas ocasiones los entregan hasta en bolsas de basura o llegan a perder los cadáveres.
“Son situaciones difíciles, por eso nosotros como ONG acompañamos a las familias desde apoyo a nivel tanatológico hasta la sensibilización del personal médico y la promoción de programas de prevención.
De acuerdo con la OMS, cada año más de dos millones de bebés nacen muertos en el mundo y 98% de esos casos ocurren en países de ingresos medios y bajos.