A principios de la década de los setenta se reanudaron las obras que inició el regente capitalino Ernesto P. Uruchurtu para la construcción de una amplia vía rápida con el propósito de agilizar el creciente tránsito capitalino.

Puentes, pasos a desnivel y distribuidores dominaron el panorama; los antiguos nombres de Río Consulado, Calzada de Tacubaya, José Vasconcelos y Melchor Ocampo pasaron a segundo plano y se fundieron en un ambicioso proyecto vial llamado Circuito Interior.

El Circuito Interior tiene una longitud de 42 kilometros y fue construido a partir de 1961, tras una remodelación integral realizada en 2010 se le llamó Circuito Bicentenario.

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