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Con el paso de los días y el ir analizando las causas de la derrota en las urnas, así como definir a contracorriente la defensa de los votos, el dirigente del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en la capital del país, Raúl Flores, asegura que no habrá una purga en el partido ante los resultados del 7 de Junio y que no pasa por su mente la renuncia.
Del análisis realizado hasta el momento saca dos conclusiones, fueron una serie de elementos multifactoriales, en los que nunca vieron venir el triunfo de Morena y la actuación soterrada de algunos militantes que operaron a favor de otros partidos, situación que dice no puede permitirse.
También asegura que influyeron en las votaciones decisiones de gobierno, tales como el cierre de la Línea 12 del Metro, el incremento a la tarifa y el endurecimiento del programa Hoy No Circula, los cuales no tuvieron, dice, un manejo adecuado.
En su visita a EL UNIVERSAL, el líder del sol azteca refleja en su rostro el cansancio y desgaste que le generó esta debacle, aunque comenta: “estoy desvelado, tengo un ojo bien abierto” para defender los votos.
En el análisis que se le pide hacer de la derrota, el integrante de la corriente Vanguardia Progresista da muchas vueltas para explicar, en algunos casos resulta evasivo, dice que no han llegado al fondo de las investigaciones sobre posibles traiciones, porque su equipo está más preocupado por recuperar espacios en los tribunales.
Hace un recuento de los diferentes procesos que se vivieron al interior del PRD para la definición de candidatos, desde que definieron los pesos y contrapesos de cada corriente, hasta la forma en que, dice, le abrieron espacios a Izquierda Democrática Nacional (IDN) de René Bejarano —que quedó muy disminuida— y la apertura a las candidaturas externas.
De ese proceso, concluye, se definió a los mejores candidatos para ir a la contienda electoral.
¿A la luz de los resultados parecería que fue una estrategia fallida?
Fue una estrategia de inclusión en la que estuvieron representadas todas las fuerzas políticas del partido. Quien tuvo una candidatura tuvo la oportunidad de desarrollarla, de hacerla crecer, de trabajar en el territorio y, como dicen los sociólogos, esto tiene que ver con un asunto multifactorial, donde juega por lo mismo nuestro desempeño como partido, las situaciones que rodearon la vida del partido en lo nacional y en lo local, pero también juega nuestro esquema de alianzas. Hay que recordar que fuimos con el PT y con Nueva Alianza en la delegación Cuauhtémoc, Iztapalapa y en Xochimilco. En fin hicimos un esquema de alianzas hasta donde más pudimos.
Tal vez en un esquema normal o paradigmático de la forma de resolver las candidaturas en el caso del PRD, pues hicimos lo que en ese momento nos parecía adecuado de una visión integradora, unitaria y que resolvió la inclusión interna en lo más posible.
¿No le apostaron más a la estructura que al trabajo de territorio, que los candidatos hicieran su chamba?
Sí, habrá que revisar el paradigma de la estructura y de la organización, creo que como todo va teniendo sus puntos que deben ser revisados. De lo que nosotros veíamos en encuestas y en análisis, esto era lo indicado. Todos los instrumentos políticos que teníamos a la mano nos iban indicando que era una estrategia válida hasta el momento y tratamos de hacerlo público.
Pareciera que no hay responsables, usted es el presidente del partido. ¿Quién se va a hacer responsable? En todos los partidos se señala a los responsables del fracaso o del éxito de los resultados electorales.
Bueno, no es que no haya responsables, creo que las evaluaciones se están haciendo y se tienen que hacer. Yo como responsable del partido soy una parte, yo no tomo todas las decisiones, por eso somos un órgano colegiado o dos. Uno que es el Consejo Estatal y otro el propio comité ejecutivo en el Distrito Federal. Yo soy un poco la cara más visible de este colectivo que se llama Partido de la Revolución Democrática en el Distrito Federal, pero hubo definitivamente una serie de decisiones que se tomaron de manera colegiada.
Yo entiendo que en aras de la simplificación se diga que hay un hombre fuerte que tomó todas las decisiones, pero será en otros partidos, en este, en el PRD, no sucede así. Tenemos órganos que funcionan en los cuales recaen ciertas decisiones y bueno, en ese caso, tendrán estos mismos órganos que hacer una evaluación del trabajo.
¿Bajo esa lógica, no se corre el riesgo de que se diluya el ejercicio de autocrítica, de fijar responsabilidades y de enmendar el camino?
No. Por qué tendría que pasar eso. Hay momentos políticos para eso, ahorita estamos en la defensa electoral de nuestros triunfos, estamos viendo dónde están las oportunidades de cosechar más voto, todo tiene su momento. Tampoco crean que no ha habido crítica interna, la hay y se ejerce, pero hay madurez política con la que uno va presentando y representando resultados, pero pues todavía no hay resultados absolutos en este momento.
Definitivamente se los digo, a la luz de lo que eran los resultados (de las encuestas de opinión), incluso los que se publicaron en este periódico, parecía que las cosas tenían un cariz distinto y que era un tema que, en términos de estrategia y lo que marcaba la opinión pública, estaba funcionando.
¿Cuáles de esas decisiones colegiadas que menciona considera que fueron equivocadas?
Bueno, por ser colegiadas no soy el que dice cuáles son erróneas y cuáles no. Yo tengo mi propio ejercicio de autocrítica de que siempre se podrían haber hecho cosas mejores y tenemos mucho que revisar de nuestro ejercicio en las delegaciones, nuestras relación con diversos actores políticos, con el propio gobierno del Distrito Federal, incrementar nuestra posibilidad de ser más gestores ante la sociedad, incrementar la posibilidad de una interrelación con las bases, con la población.
Insisto, no es que no se haya hecho una reflexión, se está haciendo, la hicimos, pero también hoy no podemos regresar, creo yo, de las purgas que se hacían en el viejo partido comunista, en el que había una purga absoluta. Creo que las cosas se tienen que tomar con madurez y asumirlo como un colectivo. Se están haciendo los diversos análisis y nosotros tenemos que ir sopesando el peso de nuestras decisiones, pero también actuando en este esquema postelectoral.
¿Ha pasado por su mente el renunciar a la dirigencia del partido?
No, en este momento no. Yo sigo al frente de la dirigencia, sigo coordinándome con todas y todos los compañeros de trabajo. No dudo que haya alguien que lo piense o que lo haya dicho, pero hasta el momento he estado como interlocutor del partido y, por el contrario, he tenido la posibilidad de recibir las muestras de apoyo.
Dice que no es tiempo de purgas, pero hablaba de la necesidad de detectar y sacar a los traidores.
Ese es un escenario distinto. Hay que ver quién trabajo y quién no. Yo creo que ustedes son un medio de comunicación y pueden acreditar si el presidente del partido estuvo o no en donde tuvo que haber estado, acompañando a los candidatos, haciendo las representaciones ante los órganos electorales, presentándose ante la opinión pública. Se acreditó un trabajo.
Lo que sí no creo es que en ningún partido político del mundo acepten que sus miembros trabajen para otro partido político, eso es otro nivel.
Yo te diría que en la delegación Milpa Alta, uno de los precandidatos —Octavio Rivera— no acepta la decisión del partido, tuvo un primer acuerdo respecto a una candidatura local con otro miembro de su misma corriente y después de ese arreglo, por su propia voluntad e interés, acepta la candidatura de Movimiento Ciudadano y con eso divide la votación del PRD en la delegación y hace que entre PRD, Morena y Movimiento Ciudadano se abra una brecha para que, con la misma proporción de votos histórica que venía obteniendo, se pierda la delegación, teniendo una mayoría de la izquierda, eso sí tiene una responsabilidad.
¿Qué otros casos han encontrado de posibles traiciones?
Esos son de los más evidentes, como lo he dicho, para hablar con bases tengo que acreditarlo, pero en este momento o defiendo electoralmente al partido o hago este tipo de análisis, pero sí digo que son diferentes las purgas ideológicas, las purgas por venganzas políticas que actuar en contra del partido.
A mí me parece que traición es una palabra fuerte, aquí hablamos no tanto de omisiones, sino de trabajo en contra de forma sistemática, con un plan, con alevosía y ventaja.
Con alevosía y ventaja privilegiando el interés personal que el del instituto que te hizo diputado. Otro caso es el del diputado Jorge Zepeda, al que el partido lo hizo diputado, luego se va al PAN en la delegación Cuajimalpa y rechaza la candidatura de Luis Cházaro, quien fue elegido por el consejo estatal, porque armó una mayoría y pudo tener la correlación para obtener la candidatura, porque tampoco llegó y se la robó.
¿De qué tamaño es ese fenómeno de los traidores, de qué tamaño habría sido para que el efecto fuera de esta situación? Usted menciona un nombre.
Son los casos documentados y ya está en el ámbito jurisdiccional del partido. Yo, lo que les decía, es que debo tener tiempo para documentar algún otro, pero ahorita la prioridad es defener electoralmente al partido.
Se divide de hecho a la izquierda y esa división abre la brecha para que se pulverice del voto de la izquierda, si alguien se vanagloria de ser el líder del 8% de la votación nacional, híjoles, pues como que es una victoria pírrica.
Si la izquierda hubiera ido junta, incluso habría superado los votos del PRD. Pero bueno, se decidió dividir a la izquierda y hay gente que tiene que asumir esa responsabilidad y un fenómeno de apertura de brechas.
Raúl Flores hace una clara mención a Andrés Manuel López Obrador, sin decir su nombre, critica su triunfo “pírrico”, así como la votación que tuvo a nivel nacional Movimiento Ciudadano y Marcelo Ebrard, con 2% de votos.
De la misma forma, precisa que ellos también son los culpables de la división de la izquierda que hay en el Distrito Federal y en el país, porque si hubieran ido juntos, la situación sería diferente. En este análisis de las causas que derivaron en la debacle perredista, toca el tema de la administración y, aunque con cautela, refiere que algunas decisiones tomadas desde la jefatura de gobierno también influyeron.
¿Las decisiones del gobierno de (Miguel) Mancera impactaron?
Eso es algo que me han preguntado frecuentemente. No descarto que eso pudiera haber afectado. Se habla del Hoy No Circula, del aumento de la tarifa en el Metro y de la Línea 12.
Ahí lo retos tratamos de enfrentarlos y son temas que se han de explicado suficiente. A lo mejor podemos decir que la gestión de esas decisiones tal vez no fueron las correctas, pero bueno, ese análisis prefiero hacerlo con el propio jefe de gobierno y con su equipo.
Parece que se cumpla con la profecía de Navarrete de que la librarían este proceso y que en 2018 se convertirían en oposición en el DF
Hay una canción que a mi me encanta de Mercedes Sosa que se llama "La Cigarra" y que dice: Tantas veces me mataron, tantas veces renací; sin embargo estaré aquí resucitando.
Sí, pero esa profecía no la hizo alguien de la oposición, sino el dirigente nacional del partido.
Él ha tenido la posibilidad de hacer sus propias reflexiones, yo lo dije al periódico, tuve la oportunidad de tener esa reflexión, la hicimos y estábamos en pleno desarrollo del proceso interno. Yo oí esa reflexión con la estructura del partido.
¿Cómo ve al partido en el 2018?
Bueno retomando las frases, se dice que se aprende más de las derrotas que en las victorias o que se es menos crítico en la victoria absoluta que cuando hay algún grado de fallo o derrota.
Flores recuerda la situación que vivió el partido en el año 2000, cuando perdieron gran parte de las delegaciones, y recuerda que se levantaron, hoy considera que es una situación muy similar, de la que deben sacar un aprendizaje, pero aclara que no va por una refundación del partido.
El tema de Ricardo Monreal, virtual triunfador de Morena en la delegación Cuauhtémoc, también se pone sobre la mesa y lo hace levantar la guardia.
¿Monreal dice que va para 2018, ustedes ya tienen a alguien que le compita?
Lo que sí no tengo es a alguien que tenga un propósito velado respecto de aquello que promete a los electores.
Yo creo que gobernar la ciudad no es lo mismo que gobernar otras partes, se critica mucho a nuestros gobernantes, pero los términos de transparencia que se manejan en la ciudad y firmar tus propias escrituras o signarte algo que requisitaste, no es algo que se pueda vivir en la ciudad o no tan fácil.
Y rubrica el tema con una frase dedicada al político zacatecano: “Gobernar a la ciudad no tiene que ver con ser notario y gobernador”.