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Han pasado 18 meses de que el Distrito Federal dio paso a una nueva entidad llamada Ciudad de México (CDMX). El comisionado para la Reforma Política, Porfirio Muñoz Ledo, propuso que el gentilicio sea mexica, al argumentar que su planteamiento se basa en los propios contenidos de la Constitución local, la cual cuenta con un capítulo en el que se garantizan los derechos de los pueblos indígenas y es la única del país que comienza con palabras en la lengua náhuatl.
Expresiones como capitalino y mexiqueño gozan de la preferencia de la ciudadanía, aunque hay otras como chilango que tienen mayor arraigo; por ello, EL UNIVERSAL conversó con 16 destacados habitantes de esta ciudad, para hablar del significado de ser chilango y sobre cuál debe ser el nuevo gentilicio.
La modificación legal fue considerada una tragedia para Marco Rascón, Superbarrio, a quien le inquietan algunos de los cambios, por ejemplo: “¿Cómo le vamos a llamar a Sábado Distrito Federal, la canción de Chava Flores?”. El Superbarrio surgió cuando miles de capitalinos se organizaron después del terremoto de 1985 para exigir sus derechos y transformaron la ciudad, revitalizándola.
No obstante, las transformaciones de la metrópoli han sido distintas, “hoy hay un segundo piso, puentes y distribuidores viales que han limitado el paisaje urbano”, afirma Alex Guzmán, El Kokodrilo, locutor del programa Los hijos de la mañana en La Ke Buena, programa escuchado por personas que acuden a sus labores diarias entre millones de autos que congestionan las calles.
“El tráfico es enorme, si vives en Satélite y tienes que ir a trabajar a San Ángel, nada te va a hacer feliz”, dice Miguel El Piojo Herrera. Es por ello que la astrónoma Julieta Fierro prefiere utilizar el Metro o caminar para llegar a su trabajo en la UNAM y en la Academia Mexicana de la Lengua, “me gusta esta ciudad, soy conocida aquí y por eso siento que en el Metro me están cuidando, me siento tranquila”.
Para la chef Mónica Patiño el sentido de pertenencia a “lo chilango” sólo se percibe al salir de esta gran urbe. “Es bueno salir, comparar y tratar de integrar esa forma relajada de vida que se siente en ciudades menos activas”.
Para Fernanda Tapia es más claro: “Somos una especie diferente, un gran experimento de laboratorio que está aquí encerrado inhalando gases”. La conductora disfruta caminar en el tianguis de San Jacinto, entre tiendas, restaurantes y artesanías; “aquí el más chimuelo masca fierro, tienes que ser sagaz para generar estrategias para llegar a tiempo a tu trabajo”.
La CDMX es un hogar para artistas, con mayores oportunidades, afirma el cantante Kalimba. Y es que “la capirucha” ha sido escenario e inspiración para músicos, cineastas y escritores, “aquí hemos venido a ‘hacerla’, a realizarnos”, dice Francisco Barrios, El Mastuerzo, de Botellita de Jerez. Le gustaría que hubiera monedas conmemorativas con los rostros de Chava Flores y Cuauhtémoc Cárdenas. Pato, integrante de Maldita Vecindad, sugiere que podría llamarse Aztlán y sus habitantes aztlenses, “es el lugar donde llegaron los aztecas, es la fundación del México moderno”.
También se ha propuesto el gentilicio mexiqueño, pero Regina Orozco piensa que “se parece a mexiquense y nos podemos hacer bolas”. Antonio Vázquez, El Brujo Mayor, coincide en que “no me gustan los que nos quieren llamar mexiquenses, mejor chilangos”. Al locutor Antonio Esquinca le basta con que lo “identifiquen como una persona nativa, nacida, hecha y que quiere dar todo por su ciudad”.
“Tepito, barrio bendito” es un epicentro cultural chilango y posee a su propia nobleza, ahí tiene un puesto de fayuca Lourdes Ruiz, La Reina del Albur, cuyo lema es: “Al trabajo y al culo, hay que darle duro”. Ramón Rojo también es tepiteño, y con su sonido La Changa saboreó la gloria en los escenarios naturales de este género: las calles capitalinas. Uno de sus lugares favoritos es el Museo Numismático Nacional. “¡Caray, qué hermoso es!”.
Según la sexóloga Alessia Di Bari, los chilangos son más abiertos al tema de la sexualidad que en el resto del país. Para El Piojo Herrera el doble sentido “es un deleite”. “Presta pa’la orquesta que nada te cuesta” es el albur más emblemático de los chilangos, afirma Pato de Maldita Vecindad; “si eres chilango ¿a qué te sabe el chile?”, propone El Brujo Mayor.
Para la periodista Cristina Pacheco “es un deslumbramiento constante ser chilanga, es un orgullo pertenecer a esta metrópoli que se desbarata a grandes pasos, pero a la que le queda la fuerza de su gente”. Por desgracia, es una ciudad construida para los coches, piensa Peatónito, el súper héroe que defiende los derechos de los transeúntes, “pese a que todo es caótico, vivimos en una tierra en la que han pasado muchas cosas en los últimos mil años y somos el fruto de ello”.
Nadie puede negar que es un lugar lleno de vida, donde hay gente, colores, música, trabajo y pasan cosas fantásticas, eso piensa la astrónoma Julieta Fierro, quien disfruta vivir en esta ciudad a pesar de que las estrellas, no puedan verse desde nuestro cielo gris.