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david.fuentes@eluniversal.com.mx
Diversas asociaciones y padres que viven una situación similar a la de Leopoldo –el progenitor de los niños que fueron asesinados por su madre Mireya la semana pasada– exigen a las autoridades que se revisen los más de 2 mil casos en los que las madres perdieron la custodia y que, debido a la lentitud del actuar de las autoridades, aún no se los entregan.
Lo anterior a fin de detectar casos similares al de la tragedia que enlutó el sur de la ciudad, pues aseguran que en ocasiones se “solapa” en demasía a las madres y se perjudica a los padres, quienes sólo piden lo que les corresponde por derecho.
“Esta tragedia no debe quedar impune ni debe ser en vano, hay muchos casos similares que se pueden evitar si la autoridad hace su trabajo. Somos muchos los padres que queremos estar con nuestros hijos, otros que hemos ganado la custodia y aún no los vemos, varios hemos sido acusados de abusos en contra de nuestros propios hijos, se ha detectado alienación parental y aún no nos lo entregan. Entonces, esto que paso en un punto rojo que se debe de atender”, explicó Ramiro García, quien asegura estar en una situación como la de Leopoldo.
Los padres que están en el proceso de divorcio y exigen ver con más frecuencia a sus hijos explican que los expedientes se “atoran” en todas las dependencias que tratan este delicado tema, desde los juzgados familiares del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México (TSJCDMX) hasta la Fiscalía Central para la Atención de Niños, Niñas y Adolescentes de la Procuraduría General capitalina.
Destacan que los jueces y magistrados necesitan mayor sensibilidad y preparación, ya que no en todos los casos el padre es el responsable de los maltratos y agresiones en contra de los menores de edad.
Dicen también que los llamados Centro de Convivencias, donde se les obliga a ver a sus hijos, no son lugares idóneos para la convivencia.
“El tema es delicado, las autoridades que llevan este tipo de casos deben entender que una cosa son los problemas que tenemos con nuestras ex parejas y otra muy distinta es el daño que se le hace a los niños. Para la sociedad, incluso para los jueces o ministerios públicos, de inmediato somos los responsables o culpables, es decir, tenemos que demostrar que somos buenas personas o buenos papas y así nos dan unos minutos para verlos”.
“No debe ser así, no todos los padres somos unos monstruos. Varios vimos al señor Olvera cuando le tocaba ver a sus hijos y estamos en situación similares. Nosotros lo único que pedimos es igualdad de derechos, la misma oportunidad, y que no de inmediato seamos los culpables, también que se analicen los casos y se eviten este tipo de tragedias”, comentó Enrique Garduño quien ha peleado por tres años la potestad de sus dos hijos.
Según el TSJ, los casos familiares ocupan casi 70% de todo el trabajo que realiza el órgano. Por esta situación, el número de jueces se ha duplicado en los últimos dos años y son constantemente capacitados; incluso se han modificados situaciones como la alienación parental y, ahora, se asegura con la nueva reforma penal los expedientes son revisados de inmediato.
Esperan declaración. La Procuraduría aún espera la recuperación total y el alta médica de la abuela y madre de Mireya, quien sobrevivió al homicidio en la Magdalena Contreras, para que rinda su declaración; al momento, se dijo que ya salió de terapia intensiva, pero sigue inconsciente.
Los investigadores aún no determinan la sustancia que ingirieron para el acto criminal, por lo que se desconoce también si al recuperarse la mujer estará plena de sus facultades para su declaración.
No se descarta incluso que su situación jurídica cambien de víctima a indiciada, ya que puede ser que tanto ella como su esposo conocieran de lo que Mireya tenía planeado.
Al darse a conocer la muerte de las cinco personas, la Procuraduría ordenó una revisión del expediente; se dio a conocer que, desde 2014, Mireya habían denunciado al padre de los menores en siete ocasiones, tres por presunto abuso en contra de sus hijos y cuatro más por violencia familiar. Por su parte, él denunció a la mujer en una ocasión por violencia doméstica.
Las diversas acusaciones de los papas que se disputaban a los niños no tuvieron eco en la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, pues no fueron concluyentes y se desestimaron, es decir, ni el papá fue responsable del presunto abuso, ni la madre fue sujeta a investigación por violencia.