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El líder de una célula del grupo criminal Los Rojos y uno de sus sicarios fueron detenidos en la ciudad de Cuernavaca, Morelos, como presuntos responsables de la desaparición de dos ministerios públicos de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) y un policía federal.
Al momento de su captura, los presuntos responsables tenían consigo las credenciales de la Procuraduría General de la República (PGR) de los agentes ministeriales Miguel Rodríguez Cuellar y Víctor Andrés Vilchis Retana, así como la placa del elemento de la División de Inteligencia de la Policía Federal, Marco Antonio Álvarez Gómez, de 34 años. Los tres desaparecidos el 24 de enero de este año.
Los detenidos se identificaron como José Manuel Abarca, líder de la célula criminal, y Justino “G”, El Justo.
Llevaban un arma larga, una pistola tipo escuadra y varias dosis de cocaína, además de dos kilos de cristal.
La investigación arroja que los tres elementos federales fueron asesinados horas después de su desaparición, pero sus restos aún no han sido localizados. También se desconoce el motivo por el que los privaron de la vida.
En su edición del 6 de marzo pasado, El UNIVERSAL dio a conocer que la noche del 24 de enero los dos agentes desaparecieron en los límites de la delegación Tlalpan, Ciudad de México, y el municipio de Huitzilac, Morelos.
Según la recostrucción de hechos, los dos agentes del Ministerio Público, adscritos al área antisecuestros de la SEIDO, tomaron un Uber afuera de sus oficinas y se dirigieron a las instalaciones de la Policía Federal en avenida Casa de la Moneda.
Ahí se reunieron con el agente federal Marco Antonio Álvarez y subieron a un auto Optra azul, en el que se dirigieron hacia la delegación Tlalpan.
Las autoridades aseguran que estaban fuera de su horario laboral y no realizaban alguna actividad relacionada con su trabajo.
En ese lapso, Miguel Rodríguez Cuellar contactó a su esposa vía mensaje de WhatsApp para avisarle que llegaría tarde. Esa fue la última comunicación que ella tuvo con él.
Dos días después el Optra fue hallado en Huitzilac, Morelos. Estaba calcinado, pero sin sus tripulantes.