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El frío cala hasta los huesos y el aire que generan los autos al pasar hace que se sienta aún más intenso; los elementos que participan en el programa “Conduce Sin Alcohol” lo soportan estoicamente.
Son las 2:00 horas de un viernes de posadas decembrinas y uno de los 50 operativos que están en marcha se instala en Calzada de Tlalpan y Acoxpa, frente a la Clínica Familiar 7 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Los conductores están obligados a bajar la velocidad al ver las luces blancas sobre una carpa azul y una patrulla cerrando el paso a dos carriles; mientras otros alcanzan a verlas a lo lejos y prefieren irse por otro camino para eludir el alcoholímetro.
Los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de la Ciudad de México cierran por algunos minutos una de las principales avenidas de la capital del país, con el fin de que los primeros conductores pasen por las “pipetas” que miden el aliento alcohólico.
Patricia Maldonado, conductora de una camioneta Honda color rojo, pasa sin ningún problema, luego de que le contestó No al policía, quien de manera amable le había preguntado si había tomado alguna bebida con alcohol.
El congestionamiento vial se empieza a formar y algunos automovilistas que van por el carril de alta velocidad empiezan a tocar el claxon para que los dejen pasar y uno de los elementos le pide calma de manera respetuosa.
Los primeros cinco vehículos que han sido seleccionados se quedan formados en hilera. El policía, ahora una mujer, se acerca a uno de ellos, le sonríe y le da las buenas noches, y luego le pregunta si ha tomado, a lo que el automovilista le responde de manera cortés que no.
El elemento de la SSP capitalina checa sus movimientos y sus gestos. Le cree y lo deja pasar, no sin antes darle las buenas noches.
Germán Martínez accede a responder unas preguntas de Notimex. El conductor de un automóvil marca Suzuki afirma que este programa debe ser más estricto para reducir los accidentes, sobre todo, entre los jóvenes.
“Los padres de familia deben apoyar a las autoridades y orientar a sus hijos sobre los riesgos que implica conducir un carro, sobre todo en la madrugada, ya que muchos de ellos se sienten corredores de autos y no respetan ninguna señal”, explicó.
Luego, otro elemento se acerca a la conductora de una camioneta Ford color rojo. Le hace las preguntas de rutina, pero el policía notá algo en su comportamiento y le pide que lo acompañe a una de las unidades donde se hace la prueba con las pipetas.
El hombre que la acompaña baja de la camioneta. Pregunta si hay algún problema y le responden que no. “Le están haciendo el examen de aliento”, le responde una policía.
Mete la mano a la bolsa de su chamarra de piel negra para sacar una cajetilla de cigarros y enciende uno. El humo y el olor del tabaco se esparcen.
El reportero se le acerca y le pregunta ¿Cómo ve este programa? A lo que responde que “esta bien. Debería estar todo el año y las 24 horas del día, ya que hay algunos que se siguen la fiesta hasta el otro día”.
Abunda que “hay que evitar accidentes y tomar conciencia de que no debemos conducir si tomamos”.
En nuestro caso, agrega, venimos de una fiesta de la empresa. Ella casi ni tomó. Incluso el dueño de la empresa nos comentó que el 27 por ciento de los accidentes son provocados por el alcohol.
Luego se aleja un poco y su rostro refleja preocupación. Uno de los policías se nos acerca y nos comenta que no pasó la prueba. La mujer saca el teléfono celular de su abrigo y empieza a marcar. Habla de manera insistente.
Otro de los elementos toma el número de placas de la camioneta. “Tendrá que pasar con el juez cívico y con el médico legista”. “Seguramente la camioneta se la tendrán que llevar al corralón”.
Arturo Hernández, conductor de un Jetta color negro, sale sin ningún problema, pone en marcha su unidad y antes de arrancarse comenta: “está muy bien el programa que han puesto en marcha las autoridades capitalinas.
“Hay muchos accidentes debido a las fiestas de fin de año y todos deberíamos entender que nuestra vida está en juego y en cualquier momento podemos perderla por unas copas de más”.
Los minutos pasan y Calzada de Tlalpan y Acoxpa permanecen tranquilas. Los taxistas miran el retén. Algunos saludan a los elementos del operativo “Conduce Sin Alcohol” agitando la mano.
El frío se siente más intenso. Los policías toman café para calentar el cuerpo a pesar de que portan chaleco y chamarra.
María Teresa Garduño conduce su Toyota color negro. Es una de las seleccionadas para detenerse y ser interrogada a fin de ver si ha tomado alguna bebida alcohólica.
Con un gesto de enojo y molestia contesta la pregunta de la mujer policía, quien de manera amable continúa con sus preguntas.
Al final la deja pasar. “Son una molestia estos operativos, pero al final de todo salvan vidas, primero de quien va conduciendo y segundo de quienes lo acompañan o en su caso de otros más que por azares del destino chocaron y fallecieron”.
Al parecer, los conductores se pasan la voz de que el Alcoholímetro está instalado sobre Tlalpan, y quienes festejan en alguno de los bares de Acoxpa, al terminar optan por buscar otros caminos para transitar. En ese punto, todo está en paz.