El tiempo parece haberse detenido en buena parte de los edificios y pasajes del Centro Histórico.

Seguramente a muchos nos tocó vivir el tiempo en que nuestros abuelos acudían de compras al Centro.

Llegado el fin de semana, los veíamos arreglarse impecablemente; el abuelo preparaba el traje, la corbata, el sombrero y hasta el bastón. La abuela no se quedaba atrás y se ponía un vestido largo, sombrero, guantes y el mejor perfume.

Tras despedirse, partían hacia aquel lugar donde se encontraba todo.

Hoy realizaremos un recorrido por varios comercios y almacenes de antaño en el primer cuadro de la ciudad.

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