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El servicio meteorológico indica que los días con mañanas calurosas y tardes nubladas continuarán. La semana pasada, animado por los aguaceros, decidí darme vuelo con el Amarone. Hoy, empujado por la veleidad de Tláloc, apuntaré hacia vinos que son capaces de hacer frente a frío como a calor.
Más allá de rosados y blancos con barrica, a los cuales dedicaré algunas líneas más adelante, existen intrépidas opciones que vienen bien en esta época de contraste. Por ejemplo, si pensamos en fanáticos de los caldos españoles, una gran alternativa son los tintos varietales, jóvenes y con mínimo o nulo paso por barrica; estos vinos ofrecen frescor, pero también son capaces de calentar el cuerpo gracias a su nivel de alcohol. Tintos ultra ligeros, poco potentes y con poca estructura, son perfectos para conectar la comida con la sobremesa vespertina. Recomendación puntual: pruebe usted con algún Tempranillo Crianza de la Rioja , cuya frutalidad permite refrescar el paladar.
¿Pinot Noir? ¡Sí! Hace algunos años platicaba con un colega acerca del tema; él mencionaba que los Pinot Noir patagónicos, así como algunos caldos del noroeste de los Estados Unidos, particularmente los de Oregon, son capaces de soportar la sensación térmica de la mañana. Ni qué decir de los Pinot Noir neozelandeses, fragantes y repletos de notas especiadas, con buena estructura y excelente acidez.
Ya sea en rosados o tintos, la Malbec también merece una mención especial. En etiquetas con carácter, pero sin tanta estructura de barrica, esta cepa es capaz de jugar con frío y calor. ¿No me cree? Intente con el Catena Zapata que guarda toda la riqueza de frutos negros y flores del varietal, pero que también se mantiene bien fresquito.
“¿Y mexicanos Carlos?” En cuestión de rosados, dos etiquetas nunca fallan: el Rosato de Montefiori , un Sangiovese bien frutal pero estructurado, y el Santos Brujos Tempranillo , cuyas notas de bayas silvestres y flores son un alivio para el calor de mediodía y un apapacho para las tardes lluviosas. Para el frío nocturno convienen más algunos monovarietales de Merlot o Shiraz, debo confesar que encuentro gran fascinación en las especias y tostados del Casa Grande Shiraz de Casa Madero.
Ahora sí: blancos con barrica. Ya le había platicado que me di una escapada por Michoacán para asistir a la séptima edición del Festival Internacional de Gastronomía y Vino de México Morelia en Boca . Durante una de las cenas del evento, el sommelier Miguel Ángel Cooley presentó una de esas grandes joyas ‘de s cono cidas’del terruño mexicano: Afrodita, de Vinícola La Trinidad. Traigo a colación el tema porque este ensamble de Chardonnay y Chenin Blanc, con cuatro meses de barrica, cumple con todos los requisitos necesarios para dar frescura y calidez al mismo tiempo. Ahí le va una probadita…