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De acuerdo con un estudio publicado en la revista Scandinavian Journal of Medicine and Science in Sports, se reveló que al cabo de 10 semanas -durante las cuales registraban en una aplicación de su celular cómo se sentían en la mañana y la tarde de la caminata-, trabajadores reportaron sentirse más relajados, menos estresados y más entusiastas que otro grupo que no caminó después de ingerir alimentos. Los sujetos del experimento fueron 75 trabajadores de la Universidad de Birmingham que además, indicaron que sentían que su ánimo mejoraba por la tarde, en comparación con su estado durante la mañana.
Con tan sólo tomar media hora de su tiempo de almuerzo para caminar después de comer, caminar ayudó a recargar energías después de un trabajo mental absorbente, lo que ayuda a lidiar con el estrés. "Si además se aprovecha el paseo para socializar, mejora el ánimo" , dice Cecilie T. Ntoumani, psicóloga que encabezó la investigación.
El doctor Mario Muñoz, jefe del Departamento de Medicina del Deporte del Hospital del Trabajador AChS, agrega que "los beneficios de una caminata después de comer son comparables con los del entrenamiento aeróbico: baja el colesterol, produce vasodilatación, baja los niveles de presión arterial y hay menor gasto cardiaco que cuando no se hace ningún entrenamiento".
Una caminata enérgica de media hora inmediatamente después de almorzar y comer le permitió a Yasuyo Hijikata, investigadora de la Universidad Médica de Kansai, bajar tres kilos en un mes, según publicó en 2011 en el International Journal of General Medicine.
Varios estudios han demostrado que caminar después de comer también reduce el riesgo de diabetes del tipo 2. "El ejercicio aeróbico mejora la sensibilidad de la insulina y, por lo tanto, la resistencia a esta y hace que el músculo consuma glucosa y libera mediadores químicos que mejoran la prevención de la diabetes 2" , explica el doctor Felipe Pollak, profesor asistente del Departamento de Nutrición y Metabolismo de la Facultad de Medicina de la UC.
"Lo ideal es una caminata diaria de 30 minutos a paso ligero y sin detenciones" , sugiere, aunque a su juicio no importa a qué hora se haga. En el caso de los adultos mayores, sin embargo, un estudio de la Escuela de Salud Pública de la Universidad George Washington mostró que tres caminatas diarias de 15 minutos después del desayuno, almuerzo y comida eran tan efectivas como una caminata de 45 minutos para controlar el azúcar en la sangre y reducir el riesgo de diabetes.