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La presentación del lunch de los niños puede ser un factor determinante para que ellos, tan imaginativos e inquietos, disfruten más de la comida, y no solo en el momento de comerla sino también cuando ayudan a prepararla. Este último factor es también importante durante su desarrollo, pues le enseña a los más pequeños a relacionarse de una manera positiva con los alimentos, a desarrollar habilidades motrices y a incentivar su creatividad; además de que, a la larga, será una habilidad que aprovecharán durante la adolescencia y, más adelante, en la vida adulta.
De acuerdo con la Academia de Nutrición y Dietética de Estados Unidos, lo primero que debes de tomar en cuenta al momento de introducir a los niños a la cocina es la seguridad y, además, considerar las tareas aptas para cada edad. Enséñales que deben lavarse las manos al momento de manipular alimentos y a no probar la comida hasta que esté completamente cocinada. Actividades como lavar y desinfectar las verduras, mezclar preparaciones, machacar papas o frijoles, espolvorear azúcar, cocoa o harina son algunas de las tareas básicas con las que puedes empezar y que, seguramente, disfrutarán.
Considera que los niños de tres a siete años son muy curiosos pero que ya pueden seguir instrucciones más complejas como medir ingredientes con tazas y cucharas medidoras, cortar alimentos blandos como champiñones y fresas utilizando cuchillos de plástico, amasar masas de textura grumosa y hasta extenderlas con la ayuda de un rodillo. Procura proveerlos de una superficie plana de trabajo que esté a su altura y de utensilios sin filo y, sobre todo, trabaja a la par de ellos para brindarles confianza.
Luego, para los niños avanzados, introduce poco a poco el uso de los utensilios indispensables de cocina como cuchillos con poco filo, peladores, ralladores, batidores de globo y charolas. Con niños de ocho años en adelante podrás planear recetas más complicadas que requieran cocciones ligeras como omelettes, tartas, gelatinas o panqués. Recuerda: lo más importante es divertirse y disfrutar del resultado.
Celebra el Día del Niño preparando junto con los niños refrigerios con formas divertidas, al estilo bento box, que está tan de moda en Japón. Por supuesto, el reto no está en obtener formas perfectas sino en inculcarles buenos hábitos alimenticios, introducir nuevas frutas, verduras e ingredientes a su dieta y, sobre todo, pasar un tiempo en familia mientras le enseñas a tu pequeño habilidades que aprovechará toda su vida.