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Regreso a la ciudad con ánimos renovados. Aprovechando los días de asueto, decidí sumarme a un grupo de especialistas y fanáticos del vino, amigos más que nada, para descubrir las novedades del terruño hidrocálido. Confieso, mi querido lector, haber sido sorprendido por el interesante momento que vive la industria de Aguascalientes.
En la última década, Aguascalientes pasó de ser una región dedicada a la producción de “vinos de bajo precio y gran volumen” a un atractivo exponente dentro del amplio espectro del vino mexicano. Históricamente, esta ha sido una región complicada para el cultivo de la Vitis vinífera (lluvias abundantes, que arrecian en el periodo en que los frutos terminan su desarrollo, suelen derivar en problemas de maduración alcohólica). Sin embargo, pareciera que una viticultura enfocada, aunada a la influencia de una camada de talentosos enólogos, hubieran renovado el rostro de los caldos locales. Hace falta mucho camino por andar, aunque el futuro parece promisorio.
Nuestra primera parada en el recorrido, coordinado por ¡Tomemos Vino!, fue Vinícola Santa Elena. La bodega, que desde 2015 presume nuevas instalaciones, es uno de los mejores ejemplos del ‘nuevo estilo’ hidrocálido. Nos platicaba Pablo Alonzo Pérez, director de la vinícola, que una docena de proyectos confluyen hoy en Aguascalientes. El estado reúne más de mil hectáreas de uva, de las cuales cerca de 300 se dedican al cultivo de Vitis vinífera. Vale la pena destacar dos puntos mencionados por Pablo. Primero, que los productores locales de uva por fin han dejado de maquilar y han empezado a confeccionar sus propios fermentados. Segundo, que gracias a una agricultura de precisión hoy es posible contar con buenos resultados en botella en varietales como Merlot, Mourvèdre, Nebbiolo, Garnacha Blanca o Touriga Nacional.
Después de una larga sesión de cata en Santa Elena, Pablo apuntaba a la Malbec como la variedad que mejor define el estilo de Aguascalientes (al menos de la zona de Pabellón de Arteaga). Personalmente creo que la Syrah es la cepa con mayor potencial para seguir explorando; en Santa Elena esta uva deriva en vinos de gran expresión aromática, elegantes y amplios, con mucha fruta y una acidez muy bien trabajada.
La segunda parada del recorrido fue en una vieja duraznera en Ejido Garabato, hoy convertida en Bodegas Origen. Esta vinícola trabaja, literalmente, con el propósito de replantear la enología de manera atrevida y propositiva. De las barricas de Origen pudimos probar diversos Malbec, Petite Syrah y Tempranillo.
“¿Alguna gran sorpresa Carlos?” ¡Uy! Primero que nada el campo. A lo largo de todo el viñedo de Santa Elena y Origen es posible notar una gran precisión técnica, impulsada que Rafael Garza García, presidente del Sistema Producto Vid. Segundo, la expresión de la Nebbiolo en la región, bien distante de lo que uno mira en los demás polos productivos nacionales. Ahí le dejo una recomendación para probarla.