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Si la simple idea de comprar un vino se ha vuelto tu peor pesadilla. O alguna vez has querido salir huyendo de la vinatería ante la simple imagen del anaquel lleno de botellas. O tal vez el miedo te detiene cuando quieres comprar una botella para sorprender a tus amigos y familiares. No te preocupes, eso se terminó. En las siguientes líneas encontrarás las reglas más básicas para comenzar a entender el vino.
Cómo comenzar
Las primeras preguntas que suelen saltar a la mente son: ¿cómo selecciono un vino?, ¿en qué me debo fijar?, o ¿qué es más importante: el vino o la comida?
El primer paso. Consiste en elegir el tipo de vino que quieres tomar. Empieza por lo más simple: elige un vino de mesa o tranquilo, que es básicamente, decidirse entre un vino blanco, rosado o tinto. No te compliques tratando de incluir espumosos y generosos.
Paso número dos. La siguiente pregunta invadirá tu mente: ¿cuál es el mejor para mi comida? La regla de antaño te diría: blancos con carnes blancas y tintos con rojas. Mentira. Lo mejor es que midas por intensidad de sabor: a mayor intensidad es mejor optar por un vino con mayor cuerpo (tinto). Un tip que debes saber es: los rosados siempre serán tu punto medio, por lo tanto son una buena carta comodín para no batallar.
Paso número tres. Ya que decidiste el vino (supongamos que fue un tinto), debes empezar por vinos jóvenes. No compres uno con mucha barrica porque sencillamente te complicarás la existencia. Los vinos jóvenes suelen ser afrutados y fáciles de beber. Algunos expertos recomiendan que inicies por uvas como la Malbec, Shiraz o Garnacha. En el caso de los blancos, busca aquellos que en su etiqueta digan ligeros y dulces.
Paso número cuatro. Tienes que leer y tomarte tu tiempo para elegir. Pregunta por el sommelier de la tienda, pide que te sugiera vinos jóvenes de la varietal que hayas seleccionado y comienza explorando diferentes regiones, como vinos del Viejo y Nuevo Mundo. Lo más importante que debes saber es que los vinos jóvenes nunca serán de una añada menor a 2013 o 2014.
Ojo con la botella
Si creías que para beber vino sólo debías saber cómo abrirlo, claro que no. Los vinos como todo en la vida requieren tiempo. Si se trata de beber por beber, tomarías lo primero que encuentras en el supermercado de la esquina. Ya que tienes la botella en la mano, verifica que la cápsula esté al ras de la boca de la botella, que el corcho no esté botado y ni que tenga membretes. No compres vino en cualquier lugar. Ahora sí. Ya pagaste por tu vino, pero piensas tomarlo hasta después de un rato, por favor nunca lo dejes dentro del auto y mucho menos lo pongas bajo el rayo de sol. La sombra y los lugares frescos son los mejores aleados para esta bebida.
Ya te ganaste una copa de vino, entonces, una pregunta invade tu cerebro: ¿cuál es la temperatura ideal? Debes saber que los vinos jóvenes se sirven a una temperatura de entre 12 ºC y 14 ºC. Ahora, destapa tu vino. Aunque el sacacorchos tradicional te causa terror, úsalo. Entre más practiques más fácil te resultará. Trata de ver tutoriales en internet y luego practica. Otro punto importante es el servicio: compra un juego de copas de vidrio (no de cristal), pues éstas serán las mejores para disfrutar de ese líquido que tardaste tanto en encontrar. Haz lo posible por sacar su mejor expresión en copa. Ahora sí, sirve el vino, pero no llenes la copa, siempre toma como referencia el punto donde la copa se ve medio llena o medio vacía. Si es un espumoso, la historia es distinta, esa sí se sirve llena, pero eso es tema de otro momento. Ya por último, si te sobra un poco de vino en la botella, tápala con el corcho y guárdala en el refrigerador, en posición vertical. Trata de tomarlo al día siguiente, pues recuerda que el vino es para beberse, no para guardarse.
Todo tiene solución
Si de pronto te encuentras con algún tropiezo al abrir la botella del vino, aquí los secretos que nadie se atreve a contar.
Si se rompe el corcho. Introduce el sacacorchos con precaución, inclinándolo en el pedazo que queda de tapón. Si no funciona, deja que se vaya al interior, el corcho no modifica el sabor del vino.
Si manipulé la botella demasiado. A todos les pasa, la solución es poner la botella en el lugar donde la abrirás antes de iniciar su consumo, de esta forma el vino se estabilizará.
Si cambias de vino, cambia de copa. Tanto el vino tinto como blanco y rosado requieren de una copa diferente. Si no tienes muchas copas, enjuágala con agua.
Ya no te tomaste el vino. No lo tires, mejor haz una buena vinagreta para tu ensalada.
Al lavar la copa. Olvida el jabón porque éste suele dejar aromas en la copa.