Cuando de platillos típicos hablamos salen a relucir decenas de opciones de la culinaria mexicana, aunque dentro de todos siempre sale a relucir uno en particular por sus manifestaciones en diferentes estados de México y que, sin querer queriendo, tiene los colores de nuestra querida bandera: el pozole, una preparación hecha con maíz y que puede tener carne de pollo o cerdo condimentado con lechuga, cebolla y rabanitos; acompañado de guarniciones como tostadas de crema y queso.
El nombre del platillo se deriva del náhuatl pozolli que significa espuma, misma que se produce al hervir los granos de maíz. Su preparación se remonta a la era precolombina donde se preparaba como parte de una celebración al dios Xipe Tótec —una deidad desollada, protector de la agricultura, fertilidad y amor— este pozole tenía un ingrediente que lo hacía particularmente especial: la carne humana.
El mismo Fray Bernardino de Sahagún, describe en su obra Historia general de las cosas de la Nueva España que los mexicas solían prepararlo con la pierna de un guerrero, la cual era degustada por el mismísimo Tlatoani y era en parte de pozolli o mejor dicho de tlacatlaolli, un pozole compuesto por maíz cacahuacintle y carne humana.

Un platillo muy mexicano
El pozole sobrevivió al tiempo y a sus orígenes religiosos como uno de los platillos favoritos del mexicano. Verde, blanco o rojo, con pollo o cerdo e inclusive, con mariscos. A donde quiera que mires encontrarás una versión distinta de este platillo. Los más populares son el verde (típico del estado de Guerrero); el rojo (consumido en Sinaloa y Jalisco); y el blanco (mayormente consumido en el centro del país).
En las zonas costeras se acostumbra acompañar de productos de mar, como camarones y sardinas, mientras que en el estado de Oaxaca existe una versión de pozole negro, el cual adquiere dicho color ya que al servirlo se le agrega una cucharada de mole negro y en el norte del país se le agrega pancita de res (convirtiéndolo en el famoso menudo). Incluso hoy en día se pueden encontrar versiones vegetarianas y/o con soya. En fin, para variedad, para gustos y para cualquier ocasión no hay nada como un buen plato de pozole.

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