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A mi me apodan ‘La onda’ y a él, que le encanta lucirse frente a los demás, le dicen ‘La momia’. No le gusta su apodo,”cuenta Pedro Mena. Él y su compañero, René Chay, son pescadores. Viven en Celestún, Yucatán, donde es célebre la ría, los flamencos, los cocodrilos, las charcas salinas y ese rosa en el agua provocado por la artemia salina, un crustáceo minúsculo de ese tono. Conocen como la palma de su mano la Reserva de la Biósfera pero también el Golfo de México que es una alacena viva.
Llevan más de tres décadas trabajando juntos. Son como el día y la noche. “Nos molestan porque somos como marido y mujer,”cuenta Pedro. Ambos tienen 60 y tantos años. Sus manos y pies están curtidos por el oficio, por ese trabajo de horas y jornadas de sol. Al mar de fondo, que es ese momento deagitación causadopor corrientessubmarinas o actividad geológica, estos hombres le llaman “mar boa”, como si en el agua hubiera un animal ondulante, imponente e impredecible. Así es difícil hallar pulpo porque “se esconde como si se sentará hasta abajo en la arena.”Lo capturan desde agosto hasta mediados de diciembre.
La lancha avanza, la charla también. “Una vez vinieron a grabarnos para un documental y me pidieron que cantara lo que yo quisiera. Elegí la de ‘Vive’de Napoleón. Así debe ser la vida,”expresa. “Deja volar libre tu pensamiento, deja el rencor para otro tiempo y echa tu barca a navegar,” tararea. De camino al Faro de la Reserva de Palmar se ven varias parvadas de garzas pescadoras arremolinadas. Los pelícanos aparecen después. “Ésta es como una carretera que te lleva todo derecho hasta Sisal,”afirma René. “¿De cuándo data el faro?,”le preguntan. “Desde niño lo veía y ya estaba,”contesta. No hay datos ni formalismos. Un señor llamado Ventura Quintanar cuida el lugar acompañado por una radio vieja donde suenan mambos y boleros desde 1989.
La embarcación retoma su travesía. Pedro tiene varios anillos en sus manos pero lo importante es su escapulario de la Virgen del Rosario, su protectora. Nunca sabe si regresará a tierra o no. Su vida es así. Una vez casi no vuelve. Buceaba a pulmón. Duraba 45 segundos abajo sin tanque. Un tiburón gata casi lo ahoga, pero no le tocaba.
Para pescar es necesario contar con “moches” o manos de cangrejo, pescado como carnada, anzuelos, cordeles y habilidad. Ese día el motín fue de una hielera grande llena de meros, rubias y uno que otro canané. “El próximo seguro es un chachic, dijo Pedro. Y lo fue. Este pescado, que es brillante, trompudo, con unas rayas azules y amarillas sobre el cuerpo, cayó cuando se le invocó. Al que nadie llamó fue a un desafortunado pez globo que nadie comería. “¡Se guindó el pulpo!,”grita. Para atraparlo el método es diferente: se necesitan cuatro cordeles y sentir cuando “m u e rd a”uno de ellos. Al sacarlo, el molusco pegaba sus ventosas en el brazo del pescador pero, a pesar de su lucha, bastó con un solo pinchazo de un palo de madera en medio de la cabeza. En cuestión de segundos se le escapó la vida.
En la actualidad les llegan a pagar a 95 pesos el kilo de pulpo. Por la “pacho cha”, es decir, la mezcla de otros peces, les dan 45 pesos. Aunque podría parecer que su dieta incluye pescado, éste es un lujo y lo consumen poco “porque es lo que da el sustento.”Antes hasta el flamenco se comía pero ya es una especie protegida, explican.
También trabajan de noche en la lisera en donde obtienen cazón, sierra, esmedregal, cornuda y carito. Del 1 al 8 de diciembre celebran las fiestas comunitarias del pueblo para la Virgen de la Concepción con pavo relleno y tacos de cochinita.
René tiene su propia receta para hacer un “ce vichaz o”y la comparte. Se debe filetear el pescado y agregar el jugo de varios limones sobre él. Se debe lavar muy bien con éste cítrico y luego tirar ese jugo para volver a llenarlo con más limón. Así no quedará con “un gustillo desagradable”.
“No se muere la mar boa,”repetía Pedro y miraba hacia el frente. “Soy muy feliz así, no me puedo quejar.”El calor arrecia, es quemante pero ellos continúan como si nada. Seguirán pescando juntos y esperarán que el agua sea calma.
¿Dónde hospedarse? Hotel Xixim, Unique Mayan Hotel
Dirección: Reserva Especial de la Biosfera de Celestún en la península de Yucatán (a 100 kilómetros al oeste de Mérida y frente al Golfo de México).
Sitio web: hotelxixim.com
Telefono: (01 988) 916 21 00
Mail : info@hotellxixim.com
Facebook: Hotel Xixim
Twitter: @HotelXixim
Para ir de pesca y aprender con Pedro y René: Contáctalos al teléfono: (99) 9183 2241 Costo aproximado por viaje: $1,6000 pesos