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El reciente concierto de música clásica y ópera realizado en el Palacio de Bellas Artes despertó una andanada en redes sociales y medios de comunicación que puso sobre la mesa nuevamente la intermitente discusión sobre el Estado laico mexicano.
El concierto fue organizado por la Asociación de Profesionistas y Empresarios de México (APEM) y se desarrolló como tal, es decir, como un espectáculo de música clásica y ópera.
No obstante, abundaron las acusaciones y denuncias de que se trató de un evento de carácter religioso de una iglesia cristiana denominada La Luz del Mundo.
Pero el estricto acercamiento a la realidad nos dice otra cosa: no hubo rezos, ni oraciones, ni arengas, ni alabanzas, ni sermones, ni liturgias. Tampoco hubo homenajes ni entrega de reconocimientos, ni se mencionó a personalidad alguna. Insisto: fue un concierto de música clásica y ópera.
Los críticos de dicho evento señalan que a la APEM pertenecen diversos miembros de la iglesia de La Luz del Mundo. Eso es cierto. También afirman los críticos que afuera del recinto de Bellas Artes había feligreses homenajeando al líder de su iglesia. También eso es cierto.
Sin embargo, ni una cosa ni otra le da connotación religiosa al evento realizado en el dicho auditorio del INBAL y menos aún constituye una violación a las normas del Estado laico.
Tampoco hay violación del Estado laico por el hecho de que los jefes de diversas iglesias, de mayor o menor tamaño, de mayor o menor prestigio, de mayor o menor reconocimiento social tengan encuentro con gobernantes o servidores públicos. Los ejemplos abundan.
Apenas hace unos días el actual Presidente de la República recibió a los líderes de las iglesias evangélicas en Palacio Nacional. Y el presidente anterior recibió al líder de la iglesia católica también en Palacio Nacional, mientras afuera miles y miles de feligreses celebraban dicha visita.
Ya en el pasado un Jefe de Gobierno de la Ciudad de México recibió al líder político-religioso del Tíbet, Dalai Lama, en el Palacio del Ayuntamiento. Otro Jefe de Gobierno ya había recibido también al máximo dirigente de la Iglesia Católica para entregarle las Llaves de la Ciudad.
Hace casi 20 años los coordinadores parlamentarios de San Lázaro recibieron en el recinto a líderes de todas las iglesias incluyendo la Musulmana, la Budista pasando por todas las Evangélicas y la Católica.
Cada año, en diciembre el Obispo de la Iglesia Católica en la capital oficia una misa en los reclusorios de la misma. Y no olvidemos que a las cárceles también asisten cotidianamente pastores evangélicos a realizar labores espirituales.
Y finalmente, por cierto, es frecuente que en Bellas Artes se escuchen los Villancicos Navideños, el Ave María de Schubert. Y cantamos el Himno Nacional que nos recuerda que nuestro destino “con el dedo de Dios se escribió”.
Nada de esto viola el Estado Laico, porque el Estado Laico es un Estado que no tiene y no impone una religión oficial.
Presidente del Senado