El próximo 8 de marzo se conmemora en el mundo el Día Internacional de las Mujeres. Pasan los años, siguen pasando… y no se logra hacer entender a quienes no nos quieren en los espacios de toma de decisiones, que no se trata de que les guste o no. Somos más de la mitad las mujeres en el mundo y exigimos nuestros derechos y nuestros espacios. Y ya estamos en ello.
En una democracia representativa no se deja fuera a las mujeres. No sólo me refiero al ejercicio de su derecho activo de votar, sino también al de ser electas, asumir los cargos, desempeñarlos y participar en igualdad de condiciones.
En un sistema democrático de partidos no se hace trampa para que las mujeres no ganen las elecciones.
En una democracia incluyente no se permite que las mujeres tengan un salario menor que los hombres, cuando desempeñan el mismo trabajo.
En una democracia abierta, los medios de comunicación hacen coberturas libres de discriminación.
En una democracia, se construyen las reglas y se diseñan las políticas públicas, conjuntamente con la ciudadanía, para que no sigan asesinando a las mujeres.
La lista es interminable, pero la conclusión es una: México está lejos de ser una democracia si el Estado, los partidos, las y los candidatos, los medios, el sector privado (empresas) y nosotros (el electorado) no asumimos con seriedad, compromiso y respeto la agenda de las mujeres.
En América Latina, entre noviembre de 2017 y finales de 2019 se celebran 14 elecciones presidenciales (Zovatto, Clarín, enero 17 de 2018). A partir de marzo, ninguna mujer en América Latina será jefa de Estado, al concluir su mandato Michelle Bachelet, región que llegó a tener hasta cuatro presidentas.
El continente americano, con el 28.6%, después de los países nórdicos, es la región del mundo con mayor índice de representación de mujeres en los parlamentos (Unión Interparlamentaria, diciembre 2017).
México alcanzó el 32.8% de mujeres en el Senado y el 42.6% en la Cámara de Diputados. Gobernadora, sólo una en Sonora. En Congresos locales 42% son mujeres, pero vale la pena destacar que en seis Congresos la representación de mujeres es superior a 50% (Chiapas 60%, Coahuila 56%, Zacatecas 53.3%, Querétaro 52%, Chihuahua 51.5% y Campeche 51.4%). (Maccise, INE, 2018). Y en cuanto a presidencias municipales, hemos alcanzado el 16.1% de representación de mujeres (Peña, Pola & Hevia, Tere, 2018).
Estos datos fríos reflejan un avance cuantitativo acelerado e insuperable en el mundo. Sin embargo, a las mujeres que acceden a estos cargos, las están matando, violentando, acosando, discriminando. Está documentado, no es simple ocurrencia. Lo menos grave es que a las mujeres se les condicione u obligue a votar en el sentido de la bancada de su partido; lo grave ordinario es que las sustituyan, de manera ilegal, por un hombre, y lo más grave, es que las asesinen.
Es por eso que las mujeres tenemos que acceder a los cargos, desempeñarlos libremente y en igualdad de condiciones. Es por ello que debemos exigir la presencia de mujeres en todos los espacios de toma de decisión: en los gabinetes, en la Suprema Corte, en los Tribunales Electorales, en los Consejos de la Judicatura, en los Tribunales federales y del fuero común, en el INE, en los Organismos Públicos Locales Electorales, en los Congresos, en las Universidades estatales, en los ayuntamientos… en todo espacio en el que se tomen decisiones. Es por ello que las mujeres debemos construir una agenda vigente y urgente.
En las elecciones que se celebran este año en México, el INE contabiliza 3 mil 406 cargos a elegir, pero si agregamos todos los de elección en todos los niveles, incluyendo 629 cargos federales, 9 Ejecutivos locales, 972 diputaciones locales, mil 613 presidencias municipales y alcaldías, 24 juntas municipales, 160 concejalías, mil 165 sindicaturas, 12 mil 23 regidurías y 19 regidurías étnicas, nos arroja un total 18 mil 311 cargos de representación popular.
Los partidos políticos están obligados a registrar a 50% de candidatas mujeres. Exijamos a las y los cerca de 20 mil mujeres y hombres que serán electos este año asumir como compromiso las agenda de las mujeres. Los colectivos trabajamos en ella en estos días. Este será el tema de mi siguiente entrega a EL UNIVERSAL.
Titular UNAM Boston. Investigadora
Invitada en la Escuela de Derecho
de la Universidad de Harvard.
Consultora Fundación Kofi Annan