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Pasaron 12 años de los hechos y por fin se hace justicia. El pasado 28 de noviembre, la Corte Interamericana de Derechos Humanos emite la resolución sobre el “Caso Mujeres Víctimas de Tortura Sexual en Atenco Vs. México”, responsabilizando al Estado Mexicano, señalando que la policía del Estado de México y la entonces Policía Federal Preventiva abusaron, torturaron y violaron a once mujeres.
Después de una serie de enfrentamientos violentos entre las diferentes policías y habitantes del pueblo de San Salvador Atenco, se realizaron más de 200 detenciones con uso desmedido de la fuerza. La Suprema Corte de Justicia de la Nación y la Comisión Nacional de Derechos Humanos determinaron que hubo casos graves de violaciones a derechos por parte de mandos medios y bajos de los cuerpos policiacos. Se detectaron abusos físicos, psicológicos y sexuales a por lo menos 26 mujeres, de entre quienes sólo once acudieron al sistema interamericano.
Al leer los documentos publicados por la Corte Interamericana se estremece la piel. Los abusos y torturas, los tipos de violencias a los que fueron sometidas, pero, sobre todo, las diversas agresiones sexuales de las que fueron víctimas. Coraje e impotencia es el sentimiento primigenio. Indignación y vergüenza de nuestro sistema que restringe el acceso a la justicia y es revictimizante. Nuevamente, otro caso de violencia contra mujeres, en el que la justicia y la restitución de derechos no se obtiene de las autoridades mexicanas.
La Corte regional determinó que la actuación policial se caracterizó por el uso desmedido de la fuerza. Señaló que las once mujeres estaban realizando conductas pacíficas cuando fueron detenidas con un uso de la fuerza ilegítimo e innecesario. Además, toma en cuenta que varias de las víctimas no eran manifestantes, puesto que iban en su carácter de periodistas o de profesionales de la salud para atender a los heridos.
Destaca la motivación y los estándares que edifica esta sentencia. La Corte IDH señaló que el uso indiscriminado de la fuerza es el resultado de ausencia de regulación, falta de capacitación de los agentes, la supervisión y monitoreo ineficiente del operativo y una concepción errada de que la violencia de algunos justificaba el uso de la fuerza. Se concluyó que las agresiones constituyeron tortura y violencia sexual.
Uno de los aspectos más valiosos a reconocer en esta resolución es el juzgamiento con perspectiva de género. Vale la pena estudiar la argumentación sobre el lenguaje utilizado por los policías, concretamente las consideraciones sobre la violencia verbal y estereotipada a la que fueron sometidas las mujeres víctimas. Esto otorga una nueva mirada al juzgamiento y actuar de los policías. Un avance en la protección del derecho de las mujeres al trato digno.
En el estudio de fondo, la Corte determinó que “las formas altamente groseras y sexistas en que los policías se dirigieron a las víctimas, con palabras obscenas, haciendo alusiones a su imaginada vida sexual y al supuesto incumplimiento de sus roles en el hogar, así como a su supuesta necesidad de domesticación, es evidencia de estereotipos profundamente machistas, que buscaban reducir a las mujeres a una función sexual o doméstica, sin salir de estos roles para manifestar, protestar, estudiar o documentar lo que estaba pasando en Texcoco y San Salvador de Atenco”.
Además, la Corte reparó en el tratamiento dado por las autoridades estatales. La credibilidad de las víctimas fue puesta en duda y fueron estigmatizadas públicamente como “guerrilleras” por el gobierno del Estado de México, sin tomar en cuenta hechos y declaraciones de víctimas.
Esta sentencia deberá sentar las bases para la capacitación y actuación de las policías e n casos de detención de mujeres, en México y en el mundo. Nunca más otra vejación como ésta. Desafortunadamente fueron las instancias internacionales las que nos obligan a reconocer que en nuestro país se tortura sexualmente, se abusa, desdeña y lastima a las mujeres, sin que las autoridades sean responsables.
Investigadora invitada Universidad de Harvard.
Directora de UNAM-Boston