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El gobierno mexicano decidió respetar los principios constitucionales de no intervención y la libre determinación de los pueblos, al no firmar el Acuerdo de Lima, mediante el cual, representantes de algunos países de América Latina rechazan el nuevo gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, calificando la elección correspondiente como “ilegítima”. Acordaron no participar en la toma de posesión del 10 de enero y solicitaron al presidente venezolano, Maduro, no asumir el cargo. El acuerdo mencionado es la reedición de la embestida de 2018 contra el gobierno venezolano, que se acentuó al conformarse el Grupo de Lima para “dar seguimiento y dar una salida pacífica” a lo que llamaron “la crisis de Venezuela”. En aquella ocasión, fue muy cuestionado el papel del entonces secretario de Relaciones Exteriores de México, Videgaray, por haber sido uno de los promotores del bloqueo contra Venezuela. Basta recordar que, a inicios de 2018, al iniciar una gira latinoamericana en México, después de una reunión entre “cancilleres”, Tillerson y Videgaray respondieron preguntas en conferencia de medios y, sobre un posible ataque militar de Estado Unidos a Venezuela, Videgaray dijo: “el secretario Tillerson responderá” y Tillerson… respondió: “nos gustaría ver una transición pacífica”, habiendo dicho previamente al anunciar este viaje: “muchas veces el ejército es el agente del cambio, cuando las cosas están mal”.
El actual gobierno decidió cambiar la actitud injerencista del gobierno anterior, en esta nueva embestida contra un país latinoamericano. El representante de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Maximiliano Reyes, subsecretario para América Latina y el Caribe, participó en la reunión afirmando que México prefiere mantener sus canales diplomáticos abiertos para encontrar una solución a la crisis, frente a la postura general, de intentar resolver la crisis política, desconociendo al gobierno venezolano. El subsecretario dijo: “El gobierno de México, en fiel seguimiento a sus principios constitucionales de política exterior, se abstendrá de emitir cualquier tipo de pronunciamiento respecto de la legitimidad del gobierno venezolano”. E hizo un “llamado a la reflexión” al Grupo de Lima sobre las consecuencias para los venezolanos de medidas que entorpezcan el diálogo.
De inmediato hubo un ataque concertado de apoyadores, fuera y dentro de México, de comentaristas y partidos de derecha, adversarios del régimen venezolano, incluyendo expresidentes de México. Incluso en entrevista en el aeropuerto, en unos de sus usuales viajes por todo el país, el presidente López Obrador respondió a preguntas sobre la posición de su gobierno: “Nosotros no nos inmiscuimos en asuntos internos de otros países, porque no queremos que otros gobiernos, otros países, se entrometan en asuntos que sólo les corresponde a los mexicanos. Desde hace muchos años la política exterior de México se ha conducido por estos principios”. Añadió: “en algunos momentos, tiempos, se han alejado los gobiernos de esa política, pero nosotros no lo vamos a hacer. Somos respetuosos de todos los pueblos y de todos los gobiernos del mundo. No queremos tener pleitos con gobiernos extranjeros. Nosotros estamos por la solución pacífica de las controversias y por la cooperación para el desarrollo… por eso apoyo la decisión que tomaron los diplomáticos mexicanos en este encuentro, de no firmar esa carta, porque no vamos nosotros a ser candil de la calle y oscuridad de la casa… hemos hablado con mucha claridad de que vamos a respetar los principios constitucionales de no intervención y de autodeterminación libre de los pueblos en materia de política exterior”.
Ex senador y titular de la CFE