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El sector agropecuario ha observado importantes transformaciones en años recientes. Históricamente, se ha apuntalado como un sector estratégico, con un rol trascendental para garantizar la seguridad alimentaria de la población, como un generador de empleos y divisas, así como la principal fuente de sustento de miles de productores y familias en el país.
Entre las principales acciones implementadas al respecto por la actual administración, destaca la ampliación como nunca antes de la superficie de riego tecnificado y la mecanización del campo. Por ejemplo, se superó la meta de tecnificación con riego, pasando las 450 mil hectáreas y también 170 mil productores han resultado beneficiados con tractores, motocultores o aspersores en los últimos cinco años.
En este sentido, se impulsó un mayor acceso al crédito y a los servicios financieros para los productores. Con la transformación de la Financiera Rural en la nueva Financiera Rural de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero, cambió el diseño, la estrategia y las políticas para asegurar un mayor financiamiento al sector. En el primer quinquenio de este gobierno, el crédito al campo fue de 1.7 billones de pesos, 57 por ciento más en términos reales respecto a igual lapso del sexenio anterior.
Y se ha logrado que los alimentos producidos en el país lleguen a la mesa de más consumidores a nivel global, lo que permite a los agricultores, ganaderos y pescadores aprovechar las ventajas competitivas y llegar a aquellos mercados donde no estábamos presentes. Hoy se vende 20 por ciento más alimentos de los que se compran al mundo y desde 2016 México es el primer proveedor de alimentos de Estados Unidos, uno de los más grandes del planeta.
Esta tendencia positiva se ha traducido en la conquista de mercados externos. Entre 2012 y 2017, las exportaciones agroalimentarias aumentaron casi 60 por ciento, al superar los 138 mil millones de dólares; México es el décimo segundo país que más alimentos produce y el décimo octavo que más alimentos exporta; es el principal exportador de cerveza, así como el primer productor y exportador de aguacate, además, está en los primeros 10 lugares de una docena de productos agrícolas y ganaderos.
Cabe mencionar que por tercer año consecutivo, la Balanza Comercial Agropecuaria y Agroindustrial reportó un superávit de 5 mil 411 millones de dólares, siendo el mayor saldo positivo en 25 años. Durante el primer bimestre de 2018, el superávit fue de mil 603 millones, un aumento de 44.4% con respecto a igual periodo de 2017.
En México, muchos estados son competidores directos en el mundo debido a sus productos específicos y de origen, un caso es el de Chihuahua, que cuenta con 24.7 millones de hectáreas de territorio cuyo potencial para la agricultura y la ganadería es de los más importantes del país, de hecho, según la Sagarpa es la tercer entidad en derrama económica agropecuaria con un 5.4% de participación en el PIB agropecuario nacional.
Esto se traduce en oportunidades y retos, que se tienen que aprovechar al máximo a la par de salvaguardar los derechos de todos los productores.
El campo mexicano vive un momento crucial. Sin embargo, es imperativo fortalecer las políticas públicas para su desarrollo y transformación, en beneficio de las familias mexicanas y la grandeza del país.
Senadora