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En México el proceso migratorio se conoce bien. Hay expertos, activistas, funcionarios, académicos y una larga lista de conocedores del tema que tienen un diagnostico bastante preciso de los principales problemas que afectan a las personas que migran en cada una de las etapas en que se de este proceso.
Los retos se pueden dividir en dos partes, los grandes problemas estructurales donde la movilidad humana es una característica de la propia historia de la humanidad y en términos contemporáneos, una forma de explotación del sistema capitalista . Eso es tan amplio y tan complicado de resolver que no parece que nos tocará ver que cambie en un corto plazo. Lo que si puede ocurrir es dar forma a los muchos esfuerzos internacionales a los que México se suma alegremente como la Agenda 2030 el más reciente, Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular que no basta con firmarlos por protocolo y para aparecer en la foto sino que toca cumplir como país, lo que sigue siendo un pendiente.
Otro nivel de retos es el de las cosas que están al alcance de la autoridad mexicana y que sin ser nada fáciles, pueden resolverse de manera contundente y expedita . De entrada, hay un tema que se repite absolutamente en todos los diagnósticos, las mesas de debate, las reuniones en corto. Se trata de hacer efectivo el derecho a la identidad jurídica que en México es una grave falta en general, pero para las personas migrantes multiplica su impacto negativo.
En nuestro país no hay ninguna plataforma que incluya a todos los ciudadanos de manera que puedan acreditar su identidad ante la autoridad que a su vez, pone trabas para aceptar de manera flexible documentos de identidad alternativos. Por ejemplo, en México la credencial para votar no es un documento de identidad aunque de facto lo acabe siendo, pero en su caso no es universal porque ni los menores ni la inmensa mayoría de los mexicanos en el extranjero cuentan con ella y estrictamente hablando es para votar.
Otros documentos como el acta de nacimiento tampoco son universales porque sigue siendo muy alto el número de mexicanos que no cuentan con dicho documento (casi 10 millones de personas). Además, no ayuda el hecho de que la autoridad encargada del tema, el Registro Nacional de Población (Renapo) , se haya dedicado a difundir un discurso que publicita como un logro que los mexicanos ya pueden obtener su acta de nacimiento incluso por la vía electrónica, lo cual es absolutamente falso porque el proceso de digitalización aún esta en proceso y eso implica que no es verdad que eso sea un hecho consumado sino en todo caso, un proceso que algún día servirá a quienes están en dicho registro, que no incluye a los que de por si no tienen dicho documento.
Resolver este tema no es cosa menor pero se ha postergado desde hace tiempo y aunque se ha invertido muchísimo dinero para generar bases de datos confiables de la población mexicana (CURP, por ejemplo), los procesos que se hicieron en el gobierno de Fox, Calderón y en mucho menor medida con Peña Nieto, quien prometió resolverlo y simplemente quedó en discurso.
La autoridad entrante podría empezar revisando este tema y dar opciones que ya están en la mesa, algunas, de tan obvias, dan risa. ¿Qué tal aceptar de una vez por todas la matrícula consular expedida por la mismísima autoridad mexicana en el extranjero? Lo dirán de broma, pero hasta para entrar a un edificio te piden una identificación oficial, y miles de mexicanos ni con eso cuentan.
@migrantologos