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El proyecto del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, tiene como premisa el logro del bienestar de los mexicanos. Lo que buscamos es que las personas vivan con paz, que cuenten con medios de vida suficientes y sustentables, y que ejerzan con plenitud sus derechos políticos, económicos, sociales y culturales, para vivir en libertad. El mandato del bienestar social es claro, corresponde ahora a los otros dos pilares de la sustentabilidad, el económico y el ambiental, abordar con responsabilidad el reto de buscar los equilibrios que permitan proteger los ecosistemas y la biodiversidad de nuestro país, al tiempo que se promuevan las iniciativas que detonarán el crecimiento y la prosperidad económica.
Sin el pilar ambiental será imposible la realización del proyecto transformador de bienestar social, por el que millones de mexicanos votaron en la elección pasada. Eso lo tienen claro los mexicanos, de ahí que su preocupación por la riqueza natural cimiente su exigencia a las autoridades para que actúen con diligencia en su protección y su conservación.
El objetivo del Tren Maya, precisamente, es convertirse en un proyecto de desarrollo sustentable y de reducción de pobreza en el Sureste de México. En este sentido, su concepción, su planeación y su ejecución, ineludiblemente estarán orientados a maximizar sus beneficios ambientales, sociales y económicos, en plena concordancia con la visión transformadora del nuevo gobierno y con los objetivos de Desarrollo Sostenible.
Para garantizar lo anterior, el gobierno entrante utilizará todas las herramientas de política ambiental que se establecen en el marco jurídico, me refiero a los procesos de evaluación de impacto ambiental, a los procedimientos de cambio de uso de suelo forestal y al ordenamiento del territorio, por mencionar algunas de las más relevantes para el Tren Maya. Una premisa de nuestra actuación será garantizar, proteger y promover el derecho a un medio ambiente sano y, por su puesto, el derecho a la participación y a la información en la toma de decisiones ambientales.
Como lo ha anunciado Fonatur, en diciembre será publicada la convocatoria de licitación del Proyecto Ejecutivo del Tren Maya. Este proyecto es crucial para la posterior elaboración de la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA). En su momento, la MIA será analizada y evaluada por la Semarnat, y se realizará el procedimiento de consulta pública en la que podrán participar todos los interesados. Respecto de los tramos del proyecto donde existe una infraestructura ferroviaria en operación, los trabajos que se realicen de rehabilitación deberán llevarse a cabo, al amparo de las autorizaciones que tienen los trenes que actualmente están en operación.
La licitación y elaboración del Proyecto Ejecutivo del Tren Maya constituye una ventana de oportunidad para que desde la fase de diseño del proyecto se consideren elementos de vanguardia para la protección ambiental y para la mitigación de impactos ambientales, así como altos estándares para una participación significativa y una información oportuna, accesible y completa. El Tren Maya tiene la histórica oportunidad de ser el primer gran proyecto de infraestructura en México que incorpora estos elementos desde las fases iniciales de su desarrollo.
En este sentido, el diseño detallado del proyecto incluirá medidas para preservar los recursos naturales y el importante patrimonio cultural de la región. Esta fase abre la oportunidad para incorporar desde el diseño la consideración de medidas para mejorar la calidad y acceso de los servicios de transporte interurbano en la región, reducir emisiones y riesgo al cambio climático, así como asegurar el equilibrio hídrico en su área de influencia, entre otros.
Especial atención se dará a las áreas naturales protegidas estatales y federales de la región. El Tren Maya tiene como premisa la protección de las áreas naturales protegidas, ya que se considera que éstas son un pilar de la economía, un elemento de identidad y valor nacional, un catalizador de conocimiento comunitario y un laboratorio de casos de éxito de conservación y economía sostenible.
En materia de participación, el Tren Maya tendrá diversos instrumentos y mecanismos a lo largo del ciclo de vida del proyecto. Además de la consulta pública ambiental prevista en las normas ambientales, y a la que ya me he referido, se llevará a cabo la consulta previa, libre e informada a las comunidades indígenas, conforme al Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo.
Por otra parte, la consulta ciudadana que se realizará los días 24 y 25 de noviembre nos va a dar elementos sobre la opinión y el interés de los mexicanos en el caso del Tren Maya, así como de otros proyectos y programas. Es fundamental tomar parte de este ejercicio de democracia participativa, pues esto fortalece la nueva forma de tomar decisiones públicas.
Sólo con una fuerte protección al medio ambiente, como espacio de vida, lograremos el objetivo superior de garantizar el bienestar social de nuestro país. Esa es mi convicción y esa será mi responsabilidad.
Próxima secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales