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El Presidente López Obrador celebró con un jolgorio en el Zócalo el aniversario de la elección del primero de julio de 2018. Como en muchos aspectos, los mexicanos tienen opiniones divividas sobre la conmemoración. Muchos festejan el triunfo avasallador de Morena, sin reparar en los efectos reales de su gobierno. Otros no encuentran motivo para la celebración, pues consideran que AMLO es un populista. En todo caso, el evento se efectuó cuando la aprobación de AMLO permanece alta (66%, encuesta GEA-ISA).
El discurso de AMLO en el evento no podía ser más triunfalista: “se han cumplido 78 de los 100 compromisos que hice...; posiblemente nunca, al comienzo de un gobierno, se haya hecho tanto en tan poco tiempo; ya no se tolera ni se permite la corrupción desde la Presidencia de la República; hemos establecido una relación amistosa y de respeto con el gobierno de EU.”
Quienes no votaron por AMLO (26.4 millones) viven con frustración, pues se quedaron sin canales de representación política. Salvo un grupo de la oposición en el Senado, de poco más de 40 legisladores que han incidido en asuntos relevantes, lo que queda de los partidos políticos tradicionales está en situación deplorable, sin capacidad para funcionar como conductos efectivos de interlocución política.
La debilidad y vulnerabilidad de los partidos de oposición no significa que no existan múltiples grupos que no apoyan a López Obrador; algunos de ellos votaron por él, pero comienzan a arrepentirse. Todos buscan nuevas modalidades y canales para su participación política, algunos a partir de organizaciones de la sociedad civil existentes, y otros, de nuevas iniciativas.
Al mismo tiempo que AMLO subrayaba su optimismo, un grupo de ciudadanos anunciaron la integración de “Futuro 21”, que aglutina a diversos grupos, organizaciones políticas, y hasta partidos que buscan activamente su registro en el INE. Futuro 21 encuentra impulso en el generoso y visionario planteamiento del PRD de aportar su “registro como partido para conformar una fuerza política que lo trascienda”
En el documento de Futuro 21 se expresan con contundencia críticas medulares a la administración de AMLO. Se denuncia “la visión clientelar, demagógica y populista de la política social del régimen, orientada a la construcción de una gigantesca red de subsidios y cadenas de dependencia paternalista para perpetuarse en el poder, destruir la autonomía individual y a las organizaciones de la sociedad civil.” También expresan su “preocupación por la obsesión irracional del régimen con megaproyectos fantasiosos”, así como por “las muestras de falta de transparencia, conflicto de intereses y corrupción en el actual régimen.”
Por otra parte, el primero de julio Enlace por México (www.enlacepormexico.org.mx) divulgó el documento “En defensa y por el avance de la democracia liberal en México” en el cual convoca a “actuar ahora” frente a la interminable sucesión de acciones de gobierno que violan la ley, destruyen instituciones y dañan al país. Señala múltiples acciones para “garantizar que el ejercicio cotidiano del poder sea legal, democrático, eficaz, transparente y con rendición de cuentas” (12 líneas de acción); así como para “alcanzar un Estado de Derecho pleno” (6 líneas); con el propósito de “profundizar el compromiso del Estado con la vigencia de los derechos sociales y económicos de toda la población” (7 líneas); para “cuidar y fortalecer la democracia electoral” (5 líneas); y para “fortalecer la conformación de una ciudadanía activa, organizada y comprometida con las causas sociales y democráticas (6 líneas)”. Dicho pronunciamiento ha recibido cerca de 5,000 adhesiones. Así, mientras en el Zócalo se festinaban logros de dudoso mérito, en la base de la sociedad, los ciudadanos se reorganizaban para dar voz a quienes no están de acuerdo con AMLO.
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La renuncia del secretario de Hacienda y sus términos son por demás relevantes. Quizá lo que más preocupa no es quién se fue, sino quiénes permanecen.
Presidente de GEA Grupo de Economistas
y Asociados / StructurA