El 21 de noviembre la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos acordó incrementar el salario mínimo general de 80.04 pesos por día a 88.36. El porcentaje real gira alrededor de 10%.

La Conasami supone que con este salario un empleado satisfará sus necesidades básicas, pero según la Coneval, el salario en esos términos solo alcanza a cubrir el 92% de la línea de bienestar. Para que un asalariado resuelva sus necesidades de alimentos, transporte y salud, debe ubicarse en un mínimo de 95.24, esto sin tomar en cuenta a la familia y mucho menos la educación.

El salario mínimo es de 11.04 pesos por hora, mientras que en EU, es de 7 dólares lo que equivale a 134.34, por lo que una jornada representa mil 74.74 pesos. La diferencia es abismal.

La industria manufacturera automotriz, paga 24 a 26 dólares la hora a sus trabajadores en EU y Canadá, en México 3 a 4 dólares, por el mismo trabajo. Nuestro país paga en trabajos especializados la octava parte y en salario mínimo la doceava.

La queja al respecto de EU y Canadá, tiene sustento. La fortaleza del país en manufacturas está fundada en la mano de obra barata mexicana. Por ello la inversión no cesa de llegar a México. Este país ha crecido merced a la explotación de trabajadores. Desde 1982 a 1987, cuando estalla la tercera crisis del siglo XX, la inflación nos golpeó a los mexicanos de manera brutal, el peso se encontraba en 22 por dólar y al final del sexenio del Presidente de la Madrid, llegó a 2 mil 800 y la inflación creció a niveles históricos.

Sin embargo, el salario no creció en la misma proporción, Se rezagó. Desde entonces los asalariados han perdido calidad de vida, Situación similar padecieron los maestros incluso universitarios.

A fin de dicho sexenio, los sectores empresarial, sindical y gubernamental celebraron un pacto para la estabilidad y el crecimiento económico el cual funcionó parcialmente. Los precios se contuvieron y la inflación decreció en los siguientes años hasta un dígito; sin embargo, los trabajadores siguieron subvaluados , más las mujeres, quienes hoy ganan un porcentaje aún menor que los hombres a pesar de desempeñar la misma tarea.

Pero si comparamos con los salarios de servidores públicos la diferencia es groseramente contrastante.

Mientras que un trabajador del mínimo al año percibe 33 mil 120 pesos, los sueldos millonarios de funcionarios como el de la Presidente de la Cofece asciende a 3 millones quinientos mil pesos anuales .

A esto hay que sumar los sueldos de cada uno de los diputados, senadores, secretarios, subsecretarios, directores generales, ministros y Consejeros que oscilan entre 1 y 3 millones.

Frente a la amenaza de Trump de cancelar el TLC, los empresarios han reaccionado sugiriendo al gobierno incremente el consumo o mercado interno, pero para ello es preciso incrementar los salarios.

De la primera crisis a la fecha los trabajadores han corrido con los costos de la recuperación. Es preciso aumentar su percepción diaria. Quien gana el mínimo tendría que trabajar más de cien años para igualar lo que obtiene en un año de trabajo un funcionario de los niveles antes citados.

¿Qué hacer frente a estas absurdas desigualdades?

Todos podemos hacer algo y lo primero es aumentar bajo distintos mecanismos los salarios de los colaboradores, nadie puede llamarse socialmente responsable si no atiende prioritariamente la situación laboral de su planta productiva.

Los empleados manufactureros que hoy exportan grandes cantidades al extranjero deben recibir incrementos que los coloquen en el corto plazo cuando menos al 50% de los obreros especializados de nuestros socios del TLC.

El gobierno debe detener esta alcista retribución a la burocracia. Quien sirve al gobierno no debe buscar hacer carrera económica.

La comparación de sueldos con el resto del mundo demuestra que solo después de los ricos países petroleros, México mantiene a una élite burocrática, con excesos y lujos imperdonables en un país con nuestra condición económica.

El salario mínimo debe aumentar por encima de la línea de bienestar y seguir aumentando atado a la productividad y el de la burocracia, reducirse por los excesos a que han llegado.

Notario público.
Ex procurador general de la República

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