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Era de esperarse la salida del gabinete federal de la que hasta el sábado fue la secretaria del Medio Ambiente, Josefa González-Blanco Ortiz-Mena, después de haber detenido la salida de un vuelo comercial que iba de la Ciudad de México a Mexicali. Al menos hay que destacar que, la ahora renunciada secretaria sentó precedente en algo, ya que no existe recuerdo inmediato de que algún servidor público de alto nivel haya detenido un vuelo comercial para poder ingresar al avión.
Lo grave de todo esto es que, en un momento dado, se pretendió hacer creer que la instrucción para demorar la aeronave se daba desde la mismísima Presidencia de la República; evidentemente absurdo cuando hemos observado al jefe del Ejecutivo en largas horas de espera para abordar los vuelos comerciales, que por cierto no hace en primera clase, como también se notó lo hacía Josefa González-Blanco.
Sin embargo, el caso de esta secretaria no es la excepción, hay otros funcionarios de primer nivel que parece no entienden el mensaje reiterado y consistente de quien los ha ungido con el cargo que ostentan y que, a muchos de ellos, incluso, los revivió de su negro pasado.
Quienes integran el gabinete del presidente López Obrador deben tener claro que, amén del estilo de gobernar de su máximo jefe, lo que más lo mueve es el sentido ideológico, y deben entender que la 4T se mueve en esos principios: la austeridad, el respeto al derecho del pueblo, una vida en la justa medianía que el cargo público retribuye y por supuesto, la más importante de todas, evitar el abuso del poder y la prepotencia.
Esto fue lo que dejó ver la ex titular de la Semarnat, quien, abusando de su posición, poco le importó violentar el derecho de los usuarios que habrían de transportarse en el mismo vuelo que ella ocupó.
Pero estoy seguro que en muy poco tiempo observaremos a otros funcionarios que, haciendo gala de su prepotencia, ya abusan de su poder, direccionando y corrompiendo a otros servidores públicos de menor rango, a quienes, ante el futurismo, no les ha importado violentar los derechos de otros.
Es muy común observar que el abuso del poder se dé con mayor frecuencia en los órganos de procuración y administración de justicia, en donde con gran facilidad se tuerce la ley para complacencia del interés político o económico, en muchos casos simple y llanamente de atender y complacer a actores que en la vida pública se han convertido en títeres y operadores políticos.
Habría que recordarles a estos que no deben confundirse, que las circunstancias y el destino los llevó a hacer lo que hoy son, sin que esto implique sea para siempre.
¡Qué barbaridad!, como dijera el clásico.
Por ello, es importante reconocer la congruencia con que actuó el jefe del Ejecutivo, quien, ante el reclamo y evidencia ciudadanos, no solapó una conducta fuera de la ideología que él profesa, y por supuesto, esta ex funcionaria y otros no demuestran con su conducta inapropiada. La ideología no sólo se acredita en el dicho. La ideología es una forma o estilo de vida que se asume cuando en el discurso así se expresa hacia los demás.
El abuso del poder es corrupción y el combate a la corrupción es y ha sido el lema de campaña más sustantivo e importante que el actual Presidente de México ha enarbolado para ganar la confianza de más de 30 millones de mexicanos.
Diputado federal