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Hace unos días, algunas organizaciones de la sociedad civil que se dedican a los temas que tienen que ver con el medio ambiente y los recursos naturales propusieron una serie de acciones y de medidas que desde su óptica deben de ser tomadas en cuenta e incluidas en lo que será el Programa de Medio Ambiente y Recursos Naturales 2019-2014. Entre los temas propuestos, resaltan los siguientes:
Agua, contemplando los derechos humanos y con una visión de cuenca; agricultura y suelos, para garantizar la seguridad alimentaria y la producción sustentable de alimentos; biodiversidad, considerando la conservación y uso sustentable de la diversidad biológica; bosques, con una visión de paisaje y manejo forestal comunitario; costas, mares e islas, con medidas para su protección, aprovechamiento sustentable de recursos y sin contaminación; energía, con producción eficiente, evitando costos sociales y ambientales en su generación e impulsando la transición energética a fuentes renovables.
Con respecto a los muy controvertidos megaproyectos con los que se cuenta en diversas partes del país, se pide que estos se regulen atendiendo al bien público, con un enfoque de protección del capital natural, de los derechos humanos y de comunidades indígenas y equivalentes; en lo que tiene que ver con los residuos, se solicita que estos sean manejados con un enfoque de economía circular y, finalmente, se pone sobre la mesa el tema del fortalecimiento institucional, buscando con ello una mejora capacidad de gestión y regulación, con transversalidad entre diferentes dependencias, con participación ciudadana, transparencia y búsqueda de equidad.
Al respecto, vale la pena resaltar que sería difícil no concordar con estas propuestas que al final del día lo que buscan, entre otros aspectos, es la protección y la conservación del medio ambiente y los recursos naturales de los cuales todos dependemos en nuestro día a día, así como el respeto a los derechos humanos ambientales consagrados en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, como es el derecho a la salud, al medio ambiente sano para nuestra salud y bienestar y al agua, vital líquido al que aún, de manera por de más inexplicable, muchos mexicanos no tienen acceso ni en cantidad ni en calidad.
No obstante todo lo comentado anteriormente y que es parte de la agenda ambiental en la que hay que trabajar, hay otros grandes y añejos pendientes que deben de ser atendidos como son el buen manejo y disposición adecuada de las miles de toneladas que se generan en el país de residuos peligrosos; la muy mala y deficiente calidad del aire que se respira ya en muchas ciudades del país y que causa la muerte cada año en México de más de catorce mil personas sin que se tenga una política pública dirigida a atender esta urgencia ambiental; la cada vez más alta y riesgosa vulnerabilidad de nuestro país ante el cambio climático, ante lo cual no debemos de ser pasivos sino mas bien activos y preventivos.
Si hablamos de transición energética, debemos de asegurar que en efecto nuestro país vaya cada vez más hacia energías limpias, renovables y dependa cada vez menos de los combustibles fósiles (gas, petróleo y carbón) que tanto contribuyen al calentamiento global y al cambio climático por las emisiones de gases de efecto invernadero que se emiten con estos combustibles. ¿Cómo lo hará la administración del presidente López Obrador que promueve refinerías y carboeléctricas? ¿Qué acaso no van en sentido a contrario a lo que se promueve en el contexto global? Además, hay que entrarle con mucha fuerza y autoridad a reducir y castigar el tráfico ilícito de flora y fauna, tratándose en muchos de los casos de especies que están en status de amenazadas o en peligro de extinción; habrá de analizarse qué leyes, reglamentos y normas ambientales deben de revisarse, como sería el caso de lo que tiene que ver con el procedimiento de evaluación de impacto ambiental contemplado tanto en la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, como en su reglamento en materia de impacto ambiental o, la necesidad de contar en el país con una norma de olores con la que no contamos y que es más que necesaria. ¿Se puede imaginar usted, amable lector, lo que huelen a diario los que están a las márgenes del río Lerma o los que viven cerca de una granja de puercos?
Todo lo anterior no será posible si no se logra posicionar al tema ambiental como una prioridad que hoy no lo es para el Presidente de México. ¿Podrá el nuevo titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Víctor Manuel Toledo Manzur, convencer al titular del ejecutivo federal sobre la relevancia del tema o seguiremos viendo como lo vimos estos primeros seis meses de gobierno que el tema no pinta en la agenda de la administración pública federal? Tiempo al tiempo.
Presidente del Centro Mexicano de Derecho Ambiental, A.C. (CEMDA)