Desde la Catedral de Cuernavaca, el obispo Ramón Castro Castro acusó a la administración del gobernador Graco Ramírez de incurrir en actos deshonestos al pedir a algunos empresarios de la construcción el “moche” de 30% por la realización de obras públicas. Sin presentar pruebas dijo que dos empresarios foráneos, amigos suyos, y él mismo fueron sometidos a esta práctica irregular por parte del gobierno estatal.

Sin embargo, el prelado no presentó ningún documento que confirme sus acusaciones porque, dice, no quiere perjudicarlos. Asegura que los empresarios se negaron a entregar el porcentaje solicitado y declinaron a la obra estatal, en tanto que él decidió renunciar a los recursos federales que solicitó para rehabilitar la catedral de Cuernavaca, antes de dar el “moche”.

—¿Y por qué no presentaron denuncia?— se le insiste.

“Porque tienen miedo. Porque todo mundo aquí, en general, no todos, tienen miedo, porque apenas se dice algo en contra del gobierno, hay persecución, calumnia o demanda. Si esto que estoy diciendo me va a costar muy caro, pero no me importa”, reitera.

Sobre los señalamientos del gobernador Graco Ramírez, en el sentido de que fomenta la desestabilización social en el municipio de Tepalcingo por incumplir acuerdos con los mayordomos sobre la realización de fiesta patronal, una de las más importantes del país, que deja unos 8 millones de pesos en limosnas, responde que son falsos. “Dicen que robé arte sacro de Tepalncingo, una custodia que sí existió, desapareció hace ocho años y yo tengo 3 años y medio aquí. Me acusan de protector de pedófilos. Cuando estaba aquí alguien me escribió y me dijo que su caso sucedió en Campeche. Le dije que lo resolviera allá. Me acusan de recibir 75 millones de pesos, pero los recursos federales bajan al gobierno estatal y o municipal; yo pedí que llegaran al municipal y les dije que no ‘pellizcaran’ nada y que hicieran la caridad para un patrimonio”, declara.

Cancha de tenis. Acepta que se construyó en el Seminario de Cuernavaca una cancha de tenis, la edificación comenzó en 2014 y concluyó en este mes pero, dice, es para el seminario y los seminaristas, aunque acepta que también la usa. Lo señalamientos son parte de esa persecución, reitera el prelado, quien dice que no teme ir a la cárcel.

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