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“Ya perdí 30 animales, entre vacas y becerros, y mis vecinos andan por las mismas cifras”, platica Margot Nolasco, ganadera del Istmo de Tehuantepec, región donde se vive la peor sequía desde 1970: van tres años que no llueve.

De 42 municipios que componen el Istmo de Tehuantepec, en 27 —donde habitan unas 400 mil personas aproximadamente según el Inegi— se decretó el código rojo, por parte del Monitor de la Sequía de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

Autoridades de este organismo señalan que la sequía se ve reflejada en la presa Benito Juárez, ubicada en el municipio de Jalapa del Marqués, con apenas 16% de almacenamiento.

Los ganaderos y dirigentes aseguran que de octubre a la fecha han perdido más de mil 500 reses, por lo que urgieron apoyo de las autoridades.

La región dispone de un hato ganadero estimado de 750 mil cabezas de bovino, equivalente a 51% del total de vacunos en la entidad, platica el presidente de la Unión Ganadera Regional del Istmo de Tehuantepec, (UGRIT), Jorge López Guerra, quien añade que la mitad del hato está en riesgo de morir por enfermedades asociadas con la desnutrición.

Desolación. En un recorrido por los pueblos del Istmo, los testimonios de angustia se repiten y la incertidumbre comienza a invadir a los ganaderos.

Frente a un camino polvoso, el ganadero Amadeo Rosales comenta que en la jurisdicción de Santa María Ecatepec, de donde es oriundo, han perdido al menos 100 cabezas de ganado. “Ya perdí 30 animales, entre vacas y becerros, y mis vecinos andan por las mismas cifras. En promedio aquí en el pueblo de Zanatepec van como 500 bovinos muertos por la sequía”, señaló Margot Nolasco.

En la comunidad de El Morro, del municipio de San Francisco Ixhuatán, de diciembre a la fecha han muerto unos 15 animales.

“A mí se me murieron dos o tres animales. No quiero acordarme”, dijo el ganadero Jacinto Laureano Cruz, de la comunidad de El Morro, quien añadió que desde hace tres meses no ha llovido en la zona oriente del Istmo “y por esa razón no hemos tenido suficiente pastura para los animales.

“La situación que enfrentamos es muy grave. Tan sólo en la zona Chontal Baja, en la costa oaxaqueña, tenemos el reporte de unas 300 reses muertas”, dijo el ganadero Isael Santiago Domínguez.

Mientras tanto, en la Chontal Alta, que tiene tierras áridas y forma parte del corredor mezcalero de Oaxaca, “ahora todo está más seco porque la sequía viene desde el año pasado. Los pozos ya se secaron”, reconoció el ganadero Amadeo Rosales.

Tan sólo en la jurisdicción de Santa María Ecatepec “tenemos el registro de unas 100 cabezas de ganado perdidas, sobre todo de los becerros de seis meses porque la vaca ya no tiene leche para alimentarlas. Desde octubre del año pasado empezaron a morir los animales”, añadió.

Los ganaderos del istmo lamentaron que el seguro contratado en el momento en que se inscriben en el Sistema Nacional de Identificación Individual de Ganado (SINIIGA) no cubra las muertes por la deficiencia alimentaria asociada con la sequía extrema que se vive en el istmo.

“Si no llueve antes de mayo, la cosa va a empeorar y vamos a vivir una catástrofe”, advirtió el ganadero Amadeo Rosales. “Los pozos que están en los ranchos cercanos al mar sólo tienen agua salada que no sirve”, señaló Jacinto Cruz, de El Morro.

“No bastan los pozos”. El pasado 15 de febrero la presa cerró las compuertas de riego, por lo que Conagua autorizó la apertura de 700 nuevos pozos en los ranchos ganaderos.

“Perforar y operar un pozo cuesta 30 mil pesos. Ahorita los ganaderos están gastando en la compra de pacas de forraje, principalmente para salvar a las vacas que van a abundar [tener crías]. Esta medida no es la solución, hace falta mucho más”, advirtió Jorge López Guerra.

Otro plan emergente delineado por autoridades de la Conagua proyecta el bombeo hacia las zonas más críticas debido a su elevación y lejanía. Este equipo de bombeo ya se encuentra en la zona.

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