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Desde lo alto de unos riscos vigila con atención. No se esfuerza para mirar a gran distancia. Es su zona y está pendiente de cada movimiento en decenas de kilómetros de tierra que le pertenecen: es un ejemplar de águila real que después de emprender el vuelo se dirige a su nido, en donde ya le espera su pareja.
En la Bandera Nacional, en recintos oficiales, en monedas y en la portada de documentos como la Constitución está presente el águila, la cual ha acompañado con su vuelo la vida nacional desde tiempos prehispánicos, por lo que es sinónimo de identidad en México. Sin embargo, su estatus de especie amenazada puso los focos de atención para la implementación de programas de conservación.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el titular de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), Alejandro del Mazo Maza, señala que las principales causas de disminución del águila real en México son la destrucción de su hábitat y el tráfico ilegal, por lo que en estos dos rubros se centran las acciones implementadas en coordinación con especialistas, organizaciones no gubernamentales, iniciativa privada y sociedad en general.
En el marco de la celebración del Día Nacional del Águila Real —13 de febrero—, Del Mazo Maza detalla que de acuerdo con el más reciente censo, “en el país identificamos 119 parejas reproductivas de esta ave”, aunque no se descarta que haya más.
En 2011 el registro era de sólo 81 parejas reproductivas, por lo que cada ejemplar, cada pareja, es un avance sustancial para la conservación.
Refiere que se trata de ejemplares monógamos, es decir, tienen una pareja para toda su vida; “a los cuatro o cinco años de edad empiezan la edad reproductiva, llegan a colocar de dos a cuatro huevos por nido y es difícil que les lleguen a sobrevivir más de dos polluelos al año”.
Ante esta situación, la Conanp y especialistas de organizaciones como Espacios Naturales y Desarrollo Sustentable (Endesu), el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza (FMCN) y la iniciativa privada desarrollan acciones de rehabilitación del hábitat. A estas acciones se suman labores de reproducción y resguardo en parques temáticos.
“Se perdería parte de la identidad”
“Reflexionemos qué quiere decir el águila: cuando observamos una moneda, cuando ondeamos una bandera; qué le dijo a los aztecas, qué le dijo a los europeos, a las generaciones que nos anteceden y qué significaría para México que dejaran de existir, sería perder parte de la identidad”, expresa en entrevista José Warman, presidente de Espacios Naturales y Desarrollo Sustentable (Endesu), organización que participa en las tareas de rehabilitación.
Las acciones de conservación deben aplicarse con un enfoque multidisciplinario que integre la concientización sobre el cuidado de una especie. De ahí que sea necesario el acercamiento con comunidades de los estados donde se han dado avistamientos.
“Se trabaja con las comunidades que hay en las áreas de distribución del águila real, y tenemos cerca de 120 personas que están apoyando esta labor”, explica Del Mazo Maza.
Son al menos siete estados donde se tiene monitoreo y seguimiento de parejas reproductivas: Zacatecas, Chihuahua, Durango, San Luis Potosí, Aguascalientes, Coahuila y Baja California, aunque hay registro de presencia del ave en 17 entidades.
Marina Mohar, coordinadora de Proyectos de Endesu, es una de las especialistas que se ha dado a la tarea de recorrer las regiones donde se tiene registro de parejas de águila real; lo más complicado ha sido despertar la conciencia de las comunidades.
“La principal limitante dentro del deterioro del hábitat es la falta de especies presa, de animales que el águila pueda cazar, trabajamos en mejorar cuerpos de agua e instalar bebederos para vida silvestre, porque el águila se halla en zonas semiáridas; en épocas de sequía afecta mucho la posibilidad de las especies para reproducirse”, explica.
El águila real es considerada “especie sombrilla” dentro de la cadena alimenticia, de ahí que otras especies sean fundamentales para su subsistencia.
El término de ejemplar sombrilla se utiliza para clasificar a los animales indispensables en la conservación, pues al protegerlos, éstos preservan a su vez a otros especies que permiten el equilibrio en un hábitat.
Para despertar la conciencia, indica Mohar, basta con recorrer estos espacios extensos, rocosos, donde el clima semiárido termina por agobiar con su alta temperatura. Pareciera que en estas regiones en ocasiones hay ausencia de vida, pero al contrario, habitan decenas de especies que dependen una de otra.
Mohar, junto con su equipo, debe caminar por horas, incluso ir a rappel, soportar el sol a plomo para llegar a zonas de anidación de águila real.
Es una especie que sobrevuela a gran altura y es difícil identificarla, se requiere equipo especializado para determinar dónde hay una pareja reproductiva y se le debe observar a decenas de metros de distancia para no perturbarla.
Una vez que se identifica a la pareja, se comienza un monitoreo, un registro de los movimientos, del área que defienden estos ejemplares, cualquier perturbación del entorno las haría emprender el vuelo.
“El águila en el fondo ha aprendido a alejarse de nosotros los seres humanos, ella quiere su espacio, su hábitat. De alguna forma es tímida y vulnerable ante los embates del ser humano”, detalla el doctor Warman.
Los especialistas trabajan en la introducción de especies que habitaban en el territorio del águila, como el perrito llanero mexicano —perrito de la pradera— y el guajolote silvestre, el cual juega un papel importante en la recuperación de la flora, en la dispersión de semillas.
Para Warman, se debe comprender que en un ecosistema “todo depende de todo”, por ejemplo, el perrito llanero “es el lunch favorito del águila” y algunas comunidades lo erradicaron en zonas donde meterían ganado.
Pero el perrito llanero, dice, tiene un efecto muy importante, porque vive en agujeros, entonces cuando llueve, filtra el agua, es como una esponja, y al quitar al perrito se volvió como una carretera y el agua corre, ya no se queda, con ello le quita humedad a la tierra para crecimiento de pastizal.
Marina Mohar destaca los ejemplos de las localidades de Tanque Nuevo, en el municipio de El Salvador, y de Ciénega de Rocamontes, en el ayuntamiento de Concepción del Oro, ambos en el estado de Zacatecas.
Ahí, los lugareños han destinado una parte importante de su superficie para los perritos llaneros, lo cual a largo plazo les va a permitir recibir beneficios para sus comunidades. Detalla que una pareja de águila real vigila alrededor de 50 kilómetros cuadrados, por lo que las extensiones donde se nutra de perrito llanero y otras especies como el guajolote silvestre, deben ser amplias.
“Se requiere educación ambiental”
A cientos de kilómetros, un equipo multidisciplinario se traslada a su consultorio equipado con incubadora, mesa, material de diagnóstico, básculas, iluminación especial y diverso instrumental veterinario.
Es día de continuar con el chequeo periódico, hay que aplicar una auscultación general para determinar el estado de las 45 aves que resguarda el Parque Temático Reino Animal, que entre sus programas tiene el de Conservación para el Rescate del Águila Real.
El Centro de Conservación, ubicado en la zona de Teotihuacan, Estado de México, juega un papel de vocero hacia la comunidad, con visitas guiadas en donde se resalta el cuidado de las especies y su importancia dentro del ecosistema.
En un recorrido, José Luis González Mendoza, gerente de Fauna y Bienestar Animal de este parque, detalla que el objetivo es el resguardo de ejemplares canalizados por Semarnat o PGR, “pero además rehabilitar esas especies que nos están confiando, y si fueron rescatadas en vida silvestre porque tenían alguna lesión, reintegrarlas a su hábitat”.
Además, se trabaja en la reproducción de aves en riesgo, por lo que ya ha sido posible reproducir aguililla cola roja y a partir de noviembre de 2015 se inició con el Centro de Conservación para el rescate Del Águila Real, en donde se tienen dos hembras y un macho con los que se está en labores de adaptación, observación, monitoreo y análisis para reproducir.
“Si son ejemplares rescatados de vida libre y conductualmente son aptos para poder regresar a su hábitat, qué mejor, pero esto lleva todo un trabajo detrás, no es nada más abrirles la puerta del albergue, es un trabajo conductual que hacemos veterinarios, biólogos, nutriólogos, gente que nos ayuda a tener candidatos para liberación”, refiere González Mendoza.
La situación del águila real como especie amenazada es en el caso mexicano, pues en Estados Unidos y Canadá hay bastantes ejemplares, por ello la coordinación entre los países para preservar la especie es fundamental.
Mientras tanto, un grupo de alumnos de primaria es dirigido por sus profesores y un guía del Parque Temático, quien les instruye sobre el cuidado de las especies.
A los pequeños se les transmite un video que destaca la majestuosidad e importancia del águila real como símbolo de México, se les lleva por una zona de museo, donde les explican cada una de las características de la especie que forma parte de nuestra historia.
El momento cumbre llega cuando los niños salen a espacio abierto, en donde ya los espera “Inka”, un ejemplar hembra de águila real que fue canalizada al Centro de Conservación, la cual observa, emite algunos sonidos, aletea y se dirige a lo alto de un tronco seco, es hora de alimentarse.