Unas 15 mil personas se congregaron en la Macroplaza, en Monterrey, para protestar en contra del gasolinazo, así como por los impuestos estatales y municipales. Los manifestantes se reunieron cerca de las 18:00 horas, pero media hora después llegó un grupo que desplazó a los organizadores y se apoderó del templete.
Antes de subir, aventaron explosivos conocidos como palomas, de una 20 centímetros cada una, por lo que algunas personas resultaron levemente lesionados, además de un comunicador, Joel Salazar, a quien el explosivo le detonó en la espalda.
Como parte de los enfrentamientos, la multitud acusaba al gobernador de haber enviado a un grupo de personas a reventar la concentración, pues se trataba de hombres vestidos con playera negra, embozados con pañuelos y portaban una mochila en la espalda, para identificarse entre ellos.
Los embozados tomaron las vallas que delimitaban el área de prensa y con ellas arremetieron contra el acceso principal del palacio de gobierno, una puerta de madera de principios del siglo XX, mientras que otros personas usaron como proyectiles todo tipo de objetos para destruir los vitrales del edificio.
Los embozados acusaron a los organizadores de ser unos “vendidos que quieren tumbar a El Bronco”, Jaime Rodríguez Calderón, gobernador de Nuevo León.
Los enfrentamientos continuaron una hora después, cuando grupos de presuntos “anarquistas” que protestaron inicialmente de manera pacífica se hicieron de palabras con policías que resguardaban la zona.
Al otro extremo de la ciudad, en San Bernabé. Cerca de Topochico, se reportó el saqueo de una tienda Famsa.
Hasta el momento se desconoce el número de heridos o detenidos por estos hechos.