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El alcalde de Torreón, Miguel Ángel Riquelme Solís, fue criticado por la fiesta ostentosa que realizó hace unos días por motivo de su cumpleaños número 46, donde no ocultó la exuberancia de lo que ofreció a sus casi mil 500 invitados: vinos de todo tipo, quesos, cortes, cabrito, mariscos, carnitas, postres; la celebración fue amenizada por la banda Toro Viejo. Una fiesta comparada y criticada en redes sociales con la de banquetes de reinos antiguos.
El evento tuvo lugar en un club deportivo de Torreón y, según los cálculos más conservadores, costó alrededor de un millón de pesos. Según la nómina del ayuntamiento, el alcalde percibe un sueldo neto mensual de 78 mil 20 pesos, es decir, con un sueldo íntegro durante un año (936 mil 240 pesos), sin gastar un peso, apenas habría pagado su festejo.
Pero no es el único exceso de Riquelme Solís, quien es servidor público desde los 23 años: posee siete vehículos, entregó 80 millones de pesos al equipo Santos Laguna del presupuesto del municipio, regala —según dice de su bolsa— electrodomésticos y automóviles a promotoras sociales, y quiere construir un teleférico de 160 millones de pesos al que grupos sociales se oponen.
Al gasto discrecional se han sumado irregularidades como las retenciones ilegales de cuotas a trabajadores del ayuntamiento, que según el alcalde eran voluntarias, pero que eran transferidas a cuentas bancarias del PRI, principalmente, a la Fundación Colosio de Torreón. Al inicio de la administración, el PAN denunció ante el Instituto Nacional Electoral (INE) y ante la Procuraduría General de la República (PGR) el hecho.
El INE logró documentar transferencias por 1.1 millones de pesos tan sólo en cuatro meses de 2014, lo que provocó una multa al PRI por 756 mil pesos.
Para Miguel Ángel Ordaz, catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC), este tipo de prácticas del alcalde, —como el cuantioso festejo— resultan insensibles, lesivas e insultantes para la comunidad.
“Así entienden [los políticos] la promoción del poder. Es un reflejo de la forma de entender el poder: llegar a ser dueño de todo sin concebir las formas y sin entender que el poder en una democracia busca que mejore la calidad de vida de los ciudadanos”, criticó.
Patricia Vargas, presidenta de la asociación civil Participación Ciudadana 29, coincide en que el derroche de la fiesta, por más privada que haya sido, evidenció una falta de sensibilidad y representó una cachetada para gente que sobrelleva diversas carencias.
“La gente sufrió muchísimo con las recientes lluvias, hubo colonias que quedaron inundadas, que evidenciaron la mala obra pública de la región; tenemos una megadeuda espeluznante y luego ver ese derroche de alguien que pretende ser el gobernador. Cómo pretendes dirigir un estado quebrado, donde no hay dinero y hacer una fiesta de ese tipo”, reprochó Vargas.
Lo que posee Riquelme
En la versión pública de la declaración patrimonial de Miguel Riquelme ante la Secretaría de Fiscalización y Rendición de Cuentas del estado, dice poseer siete vehículos, cinco de ellos comprados de contado.
Según lo publicado en la página Declaranet Coahuila —no cuenta con declaración 3de3—, el alcalde de Torreón compró en 2008 una Ram Crew Cab del año, en 2009 un Malibú del año, en 2011 adquirió una camioneta Suburban modelo 2005, en 2012 compró una GMC Yukon del año 2008 y en 2013 una Tahoe del año 2012.
Hay que añadirle los vehículos que compró a crédito, que se trató de una cuatrimoto Renegade modelo 2010 que adquirió a finales de 2009, y que tiene un costo superior a los 100 mil pesos, y una RZR Maverick 2013 comprada en ese mismo año, la cual vale más de 200 mil pesos.
¿El hobbie del alcalde? carreras off road. Nada mal para un hombre que en sus inicios trabajó como recaudador de rentas en Matamoros y como jefe del departamento de placas en el municipio de Torreón.
De 2006 a 2008, Riquelme fue subsecretario de Desarrollo Social del Estado. De 2008 a 2009 pasó a ser secretario de la misma dependencia y de 2009 a 2011 fue diputado federal. Después fue secretario de Gobierno por unos meses hasta ser elegido alcalde de Torreón.
En seis años (2008-2013), Riquelme desembolsó, de contado, al menos más de un millón 500 mil pesos en vehículos, es decir que al menos el sueldo durante año y medio como alcalde, lo hubiera tenido que dar íntegramente en la compra de los vehículos.
Eso sin contar que en 2008, cuando era subsecretario o secretario de Desarrollo Social, compró una casa y un terreno a crédito en Torreón. Ambas adquisiciones las realizó en la misma fecha. Además, dijo tener una casa adquirida en 1997 también a crédito, según la declaración patrimonial, la cual no detalla el monto de la compra ni el valor de las mismas.
Al final de su declaración patrimonial aseguró no tener bienes, cuentas o inversiones en el extranjero ni a través de una persona moral. Aseguró contar con otros ingresos en el hogar, aunque no detalló cuáles, y dijo tener percepciones distintas al cargo que ostenta. Casado, con dependientes económicos —tiene dos hijas que cursan la universidad—, el grado máximo de estudios del alcalde es ingeniería.
El derroche
Al inicio de la administración de Miguel Riquelme, en enero de 2014, decidió firmar un convenio para entregar anualmente 20 millones de pesos (más la inflación que se acumule) durante su gestión, y condonar ocho diferentes impuestos municipales al Club Santos Laguna, decisión que acarreó múltiples críticas.
“Somos un patrocinador más”, dijo Miguel Riquelme en su momento. Pero este “patrocinio” costará más de 80 millones de pesos, la condonación de 100% del impuesto predial, el impuesto sobre diversiones y espectáculos públicos, impuesto sobre la nómina (ISN), la expedición y/o refrendo de anuncios espectaculares, expedición y/o refrendo de licencias de funcionamiento, expedición y/o refrendo de licencias de alcoholes, servicios por prestación civil y el impuesto sobre adquisición del inmueble (ISAI). Además, se condonará 50% en el servicio de seguridad de la policía municipal.
A cambio, el club Santos Laguna se comprometió, esencialmente, a transmitir los juegos locales en la región por televisión abierta, la participación de jugadores y directivos en programas sociales y en publicidad del ayuntamiento (la cual ha sido mínima), la entrega de 700 boletos de la zona cabecera para los juegos de la liga mexicana y 500 para otros torneos; también la imagen del ayuntamiento en la barra de patrocinadores del campo y en la zona de prensa, según se lee en las cláusulas del convenio firmado en poder de EL UNIVERSAL.
Hablando de condonaciones y regalos, el ayuntamiento de Torreón decidió “hospedar” por dos años a directivos de la empresa coreana Yura (como parte del convenio para la llegada de la empresa), en el fraccionamiento Residencial Montebello, una de las zonas más exclusivas de la ciudad que incluye un complejo campestre de golf, todo con costo al erario.
En 2015 el municipio cubrió 348 mil pesos en los gastos de la renta de la casa en calle Sierra de Acatita número 85 del referido fraccionamiento, según información obtenida vía una solicitud de transparencia. La casa consta de dos plantas, cuatro recámaras, todas con baño, sala de estar para terraza, jardín frontal, jardín para terraza, cuarto para oficina y vista al campo de golf, entre otros cosas.
Otro exceso fue el gasto en la concesión de alumbrado público por 15 años a una empresa particular. La administración de Riquelme gastó 2 mil 200 millones de pesos para modernizar cerca de 57 mil lámparas, es decir un gasto de cerca de 38 mil pesos por lámpara, cinco veces más que lo que han gastado otros municipios, arguyó en su momento la fracción opositora.
Aunque quizá el principal derroche —al menos el más criticado— es y será el gasto de la construcción de un teleférico que costará 160 millones de pesos. El anuncio ha sido blanco de críticas, pues la gente reclama que es necesario contar con pavimento y drenaje pluvial decente.
Construir una candidatura
Para el catedrático Miguel Ángel Ordaz, especialista en temas de transparencia, el derroche en obras como el teleférico y la concesión de alumbrado público son reflejo también de una falta de sensibilidad política.
“Estamos hablando de una persona autoritaria, intolerante, y que ralla en puntos tan lamentables como creer que lo que dice es la verdad absoluta. Es un producto muy acabado de un sistema deteriorado de gobernantes insensibles, que siguen pensando que son amos y señores de un mandato que no entienden por qué es y para qué es”, amplió Ordaz.
Patricia Vargas lamentó que cuando existen obras prioritarias como un sistema de drenaje, se gaste en cosas como un teleférico. Criticó también la cascada de eventos masivos como fiestas y conciertos gratuitos pagados por el municipio, los cuales, opinó, sólo distraen a la gente.
“Se sienten dueños del estado, del municipio, cuando son administradores. Hay mucha irresponsabilidad. Hay cifras de la pavimentación de un bulevar que costó 21 millones de pesos, luego la pavimentación de la calle Treviño, una calle, y está costando 30 millones; pedimos información vía transparencia y lo esconden. No se vale”, comentó molesta Patricia Vargas.
Además de gasto en festejos particulares, bienes inmuebles, vehículos; seguramente vacaciones y colegiaturas en el Tecnológico de Monterrey, por decir lo menos, gasta de su bolsa —según ha declarado— en apapachar a promotoras de desarrollo social.
En al menos una ocasión durante su administración, regaló desde electrodomésticos hasta un coche durante una rifa con promotoras de desarrollo social. Asimismo, ha asegurado que también gasta de su bolsa los viáticos y viajes por todo el estado, argumentado ser presidente de la Federación Nacional de Municipios de México delegación Coahuila, y en aras de construir su candidatura al gobierno de Coahuila.
Falta menos de un mes para que inicie el calendario electoral en Coahuila y Riquelme ha adelantado que pedirá licencia para competir en la supuesta consulta pública para elegir candidato a gobernador. De ser así, el hombre que declaró que “había que darle vuelta a la página” al tema de la mega deuda de 36 mil millones de pesos en Coahuila, dejaría un pasivo en la ciudad de más de 400 millones de pesos, según el último Avance de Gestión Financiera.