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Un grupo de animalistas salvó de la muerte a dos perros criollos que fueron abandonados en la caja de una camioneta, junto a una decena de cadáveres de canes que ya habían sido aniquilados, y otro que, con aullidos lastimeros, agonizaba.
Los perros fueron abandonados arriba de una camioneta del servicio oficial de Centro de Control Canino de Zitácuaro, para que murieran al terminar de hacer efecto la dosis del veneno que se les inyecta, de acuerdo con un video compartido en redes sociales.
La inyección para la muerte asistida se presume debe ser sin dolor: el objetivo es que el animal no sufra y se haga con el mayor sentido humanitario posible, sin embargo, en el vídeo captado por los animalistas se escucha un aullido de dolor de uno de los perros, mientras que otros dos aún de pie observan inmóviles la mortandad a su alrededor.
El hallazgo se hizo en una visita sorpresa al centro, pero hasta ahora no han dado declaración alguna las autoridades responsables de la mortandad.
Por el contrario, dice una publicación de la usuaria Sámara González, en Facebook, que la titular del centro les negó en su momento el acceso a “los mal llamados sacrificios humanitarios”.
Ante el hecho, Sámara insta a sus colegas y vecinos de Zitácuaro a dar difusión a casos de este tipo y a hacer público el triste fin de los animales que más que mascotas, son de compañía y parte elemental en el cuadro de las familias mexicanas.
En Michoacán este caso no es exclusivo, por el contrario, aparentemente se ha convertido en práctica corriente.
En Morelia se mandan a dormir mensualmente al menos a 200 perros, lo que en sumatoria resulta en 2 mil 400 canes al año, en promedio.
afcl