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estados@eluniversal.com.mx
Brenda Melina Zúñiga Vargas tenía 21 años cuando desapareció el 21 de junio de 2010 en Piedras Negras, Coahuila. Tenía seis meses como policía del municipio cuando en la corporación le pidieron la renuncia. No aceptó y a los 15 días no se supo más de ella. Yolanda Vargas, su madre, cuenta que Brenda (madre de dos hijas), salió a la tienda en su coche y después dejó de contestar el celular.
“Su vehículo lo llevaba alguien, unas personas lo reconocieron y dijeron que era un jefe de la policía municipal de Piedras Negras de nombre Javier”, cuenta la señora.
Yolanda acudió al Ministerio Público a poner la denuncia. “No la presente, señora, la delincuencia organizada le puede hacer algo”, le advirtieron los funcionarios.
Decidió investigar al jefe de la policía que llevaba el coche de su hija. Supo que cruzaba gente de forma ilegal hacia Estados Unidos y que después estuvo preso. Entregó la información a la Subprocuraduría de Personas Desaparecidas de Coahuila, que en ese entonces estaba al frente de Juan José Yáñez Arreola.
“Lo tuvieron detenido toda una noche [a Javier]. Cuando salió, empezó a amenazarme. A los testigos también los amenazó” relata.
Yolanda alertó de la intimidación al gobierno. “No pasa nada, no pasa nada”, le decía el subprocurador. En una reunión de familias de desaparecidos con el gobernador Rubén Moreira, Yáñez Arreola aseguró que le había mandado protección, pero la señora lo desmintió frente al mandatario. Quince días después de que el jefe de la policía declarara, fue desaparecido.
En el camino, Yolanda se encontró con más familias que buscaban a sus seres queridos. Ahora es parte de la asociación civil Familias Unidas en la Búsqueda y Localización de Personas Desaparecidas, un organismo que lleva el caso de 115 personas sin localizar, principalmente en Piedras Negras y la región de los cinco manantiales (Allende, Morelos, Nava, Villa Unión y Zaragoza). La mayoría son hombres entre los 17 y 40 años.
La cifra es larga
El testigo identificado como J. Rodríguez El Pollo declaró en la corte de San Antonio, Texas —en el juicio donde se declaró culpable de 10 cargos a Marciano Millán Vázquez, presunto líder de Los Zetas—, que el grupo criminal le informó que 300 personas fueron asesinadas a tiros para después quemar sus restos en la región norte de Coahuila.
Las víctimas eran de Allende, Morelos, Acuña y Piedras Negras. Dijo que tan sólo en Piedras Negras, 40 personas fueron formadas de rodillas y asesinadas a disparos.
Sin embargo, la Procuraduría de Justicia de Coahuila insiste únicamente en dos historias: la masacre de Allende, suscitada en marzo de 2011, y donde el gobierno reconoce que hay 28 personas desaparecidas, y la masacre en el penal de Piedras Negras, donde aparentemente desaparecieron y mataron a unas 150 personas.
Para Ariana García, abogada de la asociación Familias Unidas en la Búsqueda y Localización de Personas Desaparecidas, “las ausencias no fueron un solo día. La mayoría fueron desde 2009, 2010, 2011” y añade: “Los testimonios que se vertieron nunca hacen referencia a una fecha precisa, normalmente 11 de marzo de 2011, el día que presuntos Zetas arrasaron y quemaron con decenas de casas y negocios”.
En el municipio de Allende, por ejemplo, la asociación acompaña 20 casos de no localizables. El Registro Nacional de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED) del gobierno federal, tiene un registro de 11 personas de las que no se sabe su paradero en la zona de 2009 a 2011.
Además, esta el registro de 188 desaparecidas en Piedras Negras desde 2006, y 92 en Acuña. Hay cinco casos en Zaragoza, cuatro en Nava y una en Morelos, municipios que conforman la región de los cinco manantiales.
De los últimos 10 años, 2011 fue el que registró más personas no localizables en Coahuila, según el RNPED, con 273 en todo el estado.
Datos de la Subprocuraduría de Personas Desaparecidas en Coahuila, particularmente en las delegaciones fronterizas Norte I (Piedras Negras, Guerrero, Allende, Nava, Jiménez e Hidalgo) y Norte II (Acuña, Zaragoza Villa Unión y Morelos), se han contabilizado 389 personas sin localizar entre 2006 y 2015.
Según el RNPED, en todo Coahuila hay mil 463 personas sin localizar entre 2006 y 2015.
Según datos del gobierno de Coahuila, en el mismo periodo siguen “pérdidas” mil 686 personas. Así mismo, la Subprocuraduría de Personas Desaparecidas tiene el dato estatal de 154 personas de las que no se sabe su paradero o que han sido halladas muertas en los últimos 10 años.
“Se está dejando de lado todas estas desapariciones por hablar de un evento en particular —de Allende—”, advierte Ariana García.
Dice que independientemente del modus operandi de la delincuencia organizada en Coahuila, lo que las familias quieren es la referencia de su ser querido desaparecido.
La abogada recuerda que en 2014 se anunció un operativo de búsqueda en la región norte donde hallaron restos, cenizas y un sinfín de evidencia de una posible masacre. “En un año no se les llamó a las familias para avisarles o informarles”, cuenta la abogada.
En aquel entonces la Procuraduría de Justicia del Estado anunció que se encontraron 4 mil fragmentos óseos, de los cuales únicamente 400 era viables para un análisis genético.
Días después se les hizo entrega de supuestos restos a algunas familias. Sin embargo, posteriormente el gobierno de Coahuila reconoció que se les entregó tierra en forma simbólica.
Se acumulan casos
Desde que se dieron a conocer las declaraciones en el juicio de Marciano Millán, Familias Unidas en la Búsqueda y Localización de Personas Desaparecidas ha documentado al menos otros 10 casos de desaparecidos.
“El estado sigue ocultando información. Hay inclusive personas que quisieran poder hablar con estos testigos y ponerles enfrente la fotografía de su familiar para ver si lo distinguen. Las familias exigen información, exigen la verdad histórica”, comenta Ariana García.
Mientras las autoridades se centran en ciertos eventos, la asociación alertó de la desaparición de Víctor Manuel Lozano, de 40 años, quien fue llevado de su lugar de trabajo en Piedras Negras apenas el 8 de abril pasado.
“El último caso fue un mesero. Hay testigos, vehículos identificados y aún no lo localizan”, lamenta Ariana García.
Mientras se suman más casos, Yolanda mantiene la búsqueda de su hija Brenda Melina. Sus nietas, hoy de siete y 11 años, le preguntan cuándo va a regresar su mamá. La más chiquita le dice que no conoce la voz de su mami, que cuándo regresa. “Es muy duro cuando me preguntan, es algo con lo que se tiene que aprender a vivir”, lamenta Yolanda.
En su casa siempre hay un lugar vacío. “Mi lucha es por encontrarla viva, pero a estas alturas lo que busco es encontrarla, de la forma que sea, pero encontrarla”, señala.