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Ciudad Ixtepec.— Con más incertidumbre que esperanzas, el hondureño Jhony Montero Ávila, de apenas 14 años de edad, recogió sus escasas pertenencias y se dijo listo para partir hacia la Ciudad de México, donde iniciará una nueva vida lejos de la violencia que lo expulsó de su país.

Con Jhony, van en total 45 adolescentes centroamericanos “no acompañados” a un refugio con el apoyo del Centro de Protección Internacional para Migrantes de Centro América, donde recibirán ayuda psicológica y los prepararán para el estudio y el trabajo.

“Esta es una experiencia inédita. Es la primera vez que el albergue Hermanos en el Camino organiza a los adolescentes que son expulsados de sus países no sólo por el hambre y la miseria, sino también por la incontenible violencia”, detalló el sacerdote Alejandro Solalinde Guerra.

Antes de la partida, los 45 adolescentes participaron en una misa en la capilla del refugio, después llegaron los abrazos y lágrimas que marcaron la despedida de los migrantes adultos y coordinadores del albergue con quienes convivieron más de cinco meses.

“Espero que todo lo que sufrí quede en el olvido”, susurró el guatemalteco Edgar Hernández, de 15 años de edad, quien tras ingresar al país fue asaltado cerca de Chahuites, Oaxaca.

Arropada por los adolescentes que más tarde abordaron las camionetas tipo suburban rentadas por el DIF municipal, la hondureña Nahomi no paraba de entrelazar las manos que llevaba a los labios para encomendarse a su Dios. “Es la única mujer del grupo de 45”, precisó Solalinde Guerra.

Hondureños, salvadoreños y guatemaltecos, los adolescentes narraron que en sus respectivos países los grupos conocidos como “mareros” (pandilleros de la MS 13 y 18 que se disputan los territorios), “te secuestran, te violan, te obligan a matar”.

“Es preocupante saber que del grupo de 45 adolescentes, ocho de cada 10 volvieron a ser víctimas de la violencia al ingresar a México. Fueron asaltados, golpeados, despojados de sus pertenencias, humillados”, relató .

Alejandro Solalinde dijo que intentó que la atención humanitaria y la protección para los adolescentes centroamericanos se dieran en el albergue de esta ciudad o en la capital oaxaqueña, “pero no hubo condiciones”.

En la Ciudad de México los adolescentes contarán con el apoyo de voluntarios de la UNAM y de los jesuitas de la Universidad Iberoamericana, quienes proporcionarán el apoyo psicológico para que “superen los traumas de la violencia” que han vivido en sus respectivos países.

La renta del espacio físico donde los 45 adolescentes vivirán será pagada por el gobierno de la Ciudad de México y “ahí los muchachos recibirán orientaciones para que se preparen para el estudio o para que se desempeñen en algún empleo”, añadió el sacerdote.

El traslado del grupo de los 45 adolescentes a la ciudad de México comenzó a las 16:10 horas de este sábado a bordo de dos camionetas tipo suburban, mientras que en el albergue quedaron unos 200 centroamericanos, la mayoría, en espera de la visa humanitaria que debe darles el INM.

Alejandro Solalinde señaló que nadie ha hecho nada para frenar la pobreza, la miseria y la violencia que han creado la crisis humanitaria que se vive en Centroamérica desde 2014. Añadió que es necesario que México cambie su política migratoria porque prevé que esta crisis aumentará.

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